Se tapea y se come rico.

Este local , estaba dirigido por el cocinero del blueizar , local cerrado , Bruno Didier , así que la cocina en principio era similar , con la grata diferencia , que es un local mas desenfadado , la barra esta pegada a las mesas , único inconveniente , si hay mucha gente , pero los precios están muy bien y la cocina , así como la atención del joven que nos toco , fueron muy buenas .

Una carta no muy extensa, pero con enunciados mas que suficientes.

Empezamos con una ensaladilla, sobresaliente patata, alcaparras, cebolleta, hinojo, salmón ahumado y sus huevas, muy sabrosa, 9€.

Tartar de atún rojo, ligeramente picante, tomatitos en conserva casera y yema de huevo marinada en soja, un par de horas, 16€, al mismo nivel, muy rico.

Navajas en escabeche de alga Codium, la navaja simplemente escaldada y con un escabeche de toda la vida, pero con esta alga, estaban cojonudas, 14€.

Roastbeef de presa ibérica de bellota, chips de patata, alcaparras y salsa agria, 14€, buenas raciones y sobre todo sabrosas propuestas.

Yo me pedi una tartaleta de txangurro, muy rica y mis chicas y una tortilla pequeña, que hacen al momento, muy jugosa, cada cosa por 5€.

Fuera de carta, unos garbanzos con bogavante, muy rico, 14€ y una ración de albóndigas de luma gorri (pollo de caserío) con salsa de foie y trufa, 16€ y ningún pero….

Dos tartas de queso Idizabal, de buen nivel a 6€ cada una.

Para beber un espumoso de Raventos, que hace en colaboración con bodegas izaguirre, ósea un espumoso de txakoli, quizás el mejor que he probado 25€.

A un euro el rico pan por barba, todo muy bien, para repetir incesantemente, a una media de 45€, contando el espumoso, RPC de maravilla.