A ver si esto se anima

Para seguir disfrutando de la Fase 2. Muy tímidamente se va animando la restauración en la Imperial Tàrraco. Pensé habría más gente al ser sábado noche pero todavía va la cosa floja, unos cuantos clientes en la terraza y nuestra única mesa en el interior del local. No importa, eso redunda en una atención exclusiva que de vez en cuando va bien.

Sustituyen la carta por unas pizarras en la pared con los platos y completan la oferta con platos fuera de carta que te canta el maitre y, buen detalle, te especifica el precio.

Compartimos todo: una ensaladilla estupenda con un original toque de manzana, unas sabrosas bravas con mayonesa de curry, tomate con burrata, unas correctas croquetas de jamón, unos trozos de camembert rebozado y frito, un excelente revuelto de morcilla y un huevo roto con samfaina (pisto).

Pan con tomate para acompañar y un par de postres: sorbete de limón y helado de turrón.

Pedimos un Rioja que estaba claramante en decadencia y que cambiaron sin problema, bebimos a continuación un tinto de Priorato y otro de Montsant, procedentes de armario bodega y que seguimos manteniendo frescos en cubitera.

Atención amable y profesional. Por poner un pero algo que ojalá no se ponga de moda en estos pagos: raciones cortas en exceso.

La situación dista mucho todavía de ser normal, pero sigamos poniendo nuestro granito de arena.