Excelente comida, preciosa placita

Trattoria situada en una preciosa y escondida placita empedrada, rodeada de edificios color pastel y adornada con muchas plantas y flores. De película. El local es pequeño, con tan solo cuatro o cinco mesas, pero la terraza exterior ocupa casi toda la plaza, estando las mesas algo juntas. Fue en la terraza donde disfrutamos del almuerzo.

Empezamos compartiendo dos pequeñas pero riquísimas empanadas de la casa (rellenas de carne, queso, guisantes, alcachofa, aceituna y champiñón) y una tabla de embutidos y quesos sardos (los mejores probados en la isla).

Como platos principales, cazón a la bosana (con una salsa de ajo, tomate y tomate seco, excelente), verduras al horno con huevo (calabacín, berenjena y cebolla), chuleta de cerdo al cannonau con verduras encurtidas, y gnocchetti sardi (malloreddus) alla campidanese (con salsiccia y salsa de tomate).

De postre, tres seadas y un semifrío de café.

Para terminar, un rico café hecho al fuego en una pequeña cafetera individual y un chupito de mirto (licor típico de Cerdeña).

Acompañamos la comida con un estupendo Karmis Cuvée 2017 (18 €), IGT Tharros, 80% vermentino y 20% vernaccia que le hacía ser bastante seco y con un agradable final amargoso.

Mantelería de papel, menaje correcto y buen servicio.

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