Tapas de diseño muy selectas en pleno casco antiguo de Burgos con una buena selección de vinos, de los que muchos se pueden tomar por copas. Con buen tiempo se puede comer en las mesas de la calle, que es peatonal. La cristalería y servicio del vino adecuadas. La carta bastante extensa y bien clasificada, aunque se echa de menos alguna referencia internacional, ya que solo hay vinos españoles. Muy recomendable para los amantes del vino que visiten esta bella ciudad.
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