Por casualidad, entramos sin demasiada convicción en este céntrico restaurante de Bilbao. Tan sólo lo había visto al pasar por la calle, no poseía ninguna referencia previa. En esta ocasión nos gusta por fuera y entramos a probar. El local resulta acogedor , amplio y cálido. Las mesas sin mantel ya resultan algo más frías, algo desangeladas'''. La propuesta es buena, cocina mediterránea. Producto sencillo e ingredientes a decidir a precios razonables. Pero esto y al menos en esta ocasión, no nos lo explican del todo bien. Cierta inconsistencia y falta de conocimiento en la presentación de la carta determina la elección y cierta incertidumbre negativa con al misma. No es una cuestión de falta de ambilidad (que la tienen) más bien de determinación , de flexibilidad y quizás de profesionalidad y experiencia. Elegimos... Unas verduras al carbon bastante buenas, un arroz con chipirones pasable y dos raciones de huevos fritos con patata y jamón que a pesar de constar con cierta calidad en el producto, se presentó como un mazacote global e indivisible. Todo para tres y para compartir. No nos gustó, la verdad. La carta de vinos merece revisión urgente de calidad y de cantidad. Se pueden encontar vinos baratos muy superiores a los de esa carta. Un vino llamado Frias y 60 euros total. En fín , ya iremos viendo , pero con todo respeto , esa fue nuestar impresión