En el Pasaje Argensola

Zaragoza es ciudad en la que los pasajes comerciales no triunfan casi nunca. Da pena pasar por el vetusto pero otrora rebosante de vida Pasaje Palafox y verlo vacío y desierto. Se inauguran con muchas perspectivas pero poco a poco languidecen y al final cierran. Si no se ha hecho ya sería interesante escribir la historia de los fenecidos pasajes maños.

La excepción es este pequeño pasaje entre el Paseo Independencia y la calle Moneva; en ésta última antaño radicaban emblemáticos bares de la ciudad, El Calamar Bravo, La Mejillonera, La Nicanora y hoy la mayoría han cambiado de lugar.

A lo que vamos, este pasaje se sitúa este local que se define como mexicano, vegetariano, hamburguesas,...

En fin de semana si no llevas reserva es casi imposible encontrar sitio. Cenamos ayer domingo y estaba a rebosar. Tiene una zona cubierta, donde nosotros estuvimos y otra en el pasaje, más ventilada.

Mesas de madera, carta en forma de mantel de papel, servilletas también de este material. Hay varias ensaladas, un montón de tipos de hamburguesas y paltos mejicanos tipo tacos, quesadillas y demás.

Compartimos una ensalada campechana (pollo confitado, tomate, varios tipos de lechugas,...), una quesadilla pollo loco bastante lograda y una sabrosa hamburguesa parisina con un trozo de foie gras por encima, buena carne. Pedimos unas patatas fritas estupendas con salsa mayonesa y brava.

Bebimos agua sin gas y una botella de K-Naia verdejo a buena temperatura. No hay carta de vinos como tal, te cantan la oferta que es muy corta. Las copas son justas. Este aspecto puede mejorar bastnte, sobre todo en la variedad.

No tomamos postre.

El servicio es competente y amable. La rotación es muy rápida dado que tampoco el local invita a quedarse mucho rato de charla. No obstante lo que dan está rico y es un  buen sitio para un bocado rápido y sustancioso.