Abierto hace un par de meses

Situado en pleno barrio de San Ildefonso. Dispone de cuatro pisos más un local de copas anejo, El Trovador. En la planta baja está la barra para tapear. En el sótano está la bodega, un comedor con una temperatura ideal para aliviar los calores estivales. En la primera planta están la cocina y una ludoteca, para que los padres puedan cenar tranquilos mientras sus hijos juegan. En la segunda planta hay una terraza donde se puede cenar y tomar unas copas.

Decoración con elementos musulmanes. Elegimos cenar en la bodega. Servicio atento y profesional. Mesas algo justas para el tamaño de los platos y bastante juntas. Manteles tipo camino de mesa. Buen menaje. Copas mejorables, inadecuadas para el local. Carta con predominio de platos tradicionales. Nos gustaron más las sugerencias del día, con recetas menos tradicionales, algunas con un toque personal. Carta de vinos bastante amplia, con referencias andaluzas, nacionales y unas pocas extranjeras. Precios por debajo de x2. Servicio consistente en apertura, prueba y primer llenado. Tuvieron el detalle de aconsejarnos cambiar de vino porque el que pedimos no lo tenían a la temperatura adecuada. Nos ofrecieron otro más caro al precio del que pedimos.

Cena íntima con mi esposa. Mientras esperábamos nos trajeron unas aceitunas y unos bollitos de pan bastante buenos (1,-€/ud.), que no dudamos en mojar en el aceite Castillo de Canena Reserva Familiar Arbequina que había encima de la mesa cuando nos sentamos. Empezamos con unos entrantes:

- Milhojas de foie con queso gratinado (5,50€) - Del tamaño de una tapa. Excelente foie. Muy bueno.
- Cebolla rellena de txangurro (5,50€) - Muy buena textura de la cebolla. Txangurro muy sabroso. Me encantó.

Como platos principales:

- Urta al horno (22,-€) - Con guarnición de brunoise de verduras. Un pelín pasada para mi gusto. Sin apenas espinas. Muy buena.
- Cogote de merluza (21,-€) - Sin complicaciones. Con ajo, perejil y aceite. Delicioso.

Yo llegué al postre: tocino de cielo (4,50€) - Presentado como una mousse con cacao troceado por encima que suavizaba el dulzor del tocinillo. Estupendo.

Para beber, una botella de agua (1,60€) y una botella de Moët & Chandon Brut Impérial Rosé, que nos cobraron al precio del cava que pedimos, servido a buena temperatura en su cubitera.

Menos mal que los entrantes eran pequeños, porque los platos principales tenían un tamaño bastante generoso, sobre todo para tratarse de una cena. Presentaciones cuidadas, aunque los platos a duras penas cupieron en la mesa, que no era pequeña.

Agradabilísima cena, que terminamos en el local anejo con unas copas obsequio de la casa.

Me alegra ver que la oferta jienense se amplía con nuevos locales que van más allá de la tradicional fritanga y el consabido choto. Felicidades y mis mejores deseos para el futuro.

Difícil aparcar por la zona. El precio corresponde a lo que tomé yo.

Recomendado por 1 usuario
  1. #1

    Francescf

    Me han comentado que ha empeorado mucho últimamente.

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