El vino es importante

Restaurante en la zona centro de la parte vieja de Toledo con una decoración cálida con algunas notables y antiguas pinturas (siglo XIX) y un salón amplio y luminoso con mesas bien separadas y bien preparadas con buenas copas y vajilla; hay otros ambientes más íntimos en salas contiguas entre muros del Toledo de siglos pasados, y por lo que he leído en crónicas anteriores también una terraza que no ví. Antiguamente fueron tiendas afamadas y conserva en horno antiguo de la fábrica de chocolate. Ahora se consigue un ambiente confortable y un punto elegante. Tiene una música ambiental de fondo muy bonita pero más propia de un sitio de tardeo que de comer, a mi parecer.

La carta de comidas sorprende en tener muchos más platos principales que entrantes y que además se alarga a unas recomendaciones de 4 bodegas y vinos que nunca había visto así en carta de comidas; dispone de un menú degustación (30€) bastante completo y con opción de maridaje (12€) por el que nos decantamos. La cocina respetando el producto de la tierra y de temporada añade valor creativo en su preparación y en su emplatado que le ha merecido un reciente sol Resol en 2021.

El servicio de sala es ágil y competente sobre todo en el servicio del vino donde se aprecia que la persona encargada tiene un muy buen conocimiento de vinos y aunque empieza algo distante en sus servicios, cuando ve que le comentas algún detalle, se abre un poco más aunque nunca parece que puedas entrar en conversación; es una pena porque parece que puede enseñar mucho y en cada vino no te lo hace disfrutar suficiente; no obstante su servicio del vino fue académicamente perfecto como corresponde a un maridaje con los cambios de copas, servicios y comentarios del vino. La carta de vinos digna de un restaurante con estrella Michelín por la cantidad y variedad y que cambia con frecuencia.

Sobre la mesa un buen pan artesano, unas aceitunas aliñadas de buen nivel y agua mineral

Lo importante y a lo que venimos:

. sardina marinada, ajo blanco y brioche: un aperitivo contundente y sabroso, muy suave sin perder importancia. SE maridó con un fino envejecido 8 años de crianza en barrica muy salino y que me gustó mucho. Muy bien.

. flor de calabacín en tempura relleno de brandada y romescu: diferentes texturas y sabores, cada uno presente y aportando al conjunto. El vino que acompañó fue Zárate, un albariño con buena acidez y frutalidad; también gustó. Más que bien.

. salmón asado con teriyaki, tirabeque y cítricos: buen tronco de un salmón (se secó un poco el centro) y el contraste de las verduras que aportan. El vino una garnacha blanca de los Montes de Toledo, del 2015 y con poca barrica; vinos muy diferenciados unos de otros lo que te permite disfrutar más. Muy bien.

. codillo glaseado a baja temperatura y berenjena aliñada: buena ración de producto local bien elaborado, meloso, gustoso y contundente. El tinto un cabernet sauvignon del 2013 de la Sierra de Madrid. Muy bien. 

. hojaldre, vainilla y frutos rojos: bien porque el postre tiene más de cítrico que de dulce. El vino fue un Oporto de añada, situación poco frecuente y con buena acidez y también sorprendió, Bien.

. petits fours: buen complemento para el café.

Lamentablemente no pude hacer fotos de los vinos por la falta de cercanía comentada

Los dulcitos con buenos cafés y un rato de charla antes de regresar al hotel. Empieza bien el viaje.