Buena alternativa en la zona de Retiro.

La Raquetista es otro de los establecimientos que pueblan una de las zonas mas emblemáticas, en lo que a restauración se refiere, de la capital.

El buen hacer de este lugar, junto al de otros muchos, explica el desarrollo gastronómico que tiene el barrio de Retiro, una de las zonas de mayor crecimiento, en cantidad y calidad, de la oferta de restauración en la capital.

Sus propietarios, los hermanos Aparicio, que también lo son de otro establecimiento muy conocido en la capital, Cachivache, abrieron este local a finales del 2015, y desde entonces el éxito y el reconocimiento les ha ido acompañando.

Para nombrar este local, los hermanos Aparicio, Javier en cocina y Paco en sala - que compagina con Cachivache-, decidieron hacer un homenaje a su abuela, persona que practicaba el juego de frontón con raqueta, de ahí el nombre La Raquetista.

El local está distribuido en dos ambientes, dispone de barra a la entrada, barra por cierto, muy concurrida a todas horas y donde no es fácil encontrar un hueco, y desde la que, por un lateral accedes a una pequeña sala, donde tienen cabida unas pocas mesas, y que a pesar de sus pequeñas dimensiones, la decoración cálida y la disposición de las mesas, ofrece sensación de comodidad.

La cocina que se ofrece en este lugar es una cocina sencilla basada en el producto y en el sabor. Con recetas tradicionales, versionadas, con algunos guiños de fusión, de modernidad, pero sin restar un ápice a lo mas importante: Sin influir en el sabor de los productos.

No presentan una carta muy amplia, pero en ella se encuentran platos apetecibles, con lo cual se hace difícil escoger, te apetece todo lo que lees. Y si además escuchas las ofertas fuera de carta, pues la dificultad aumenta.

Buen servicio de sala, muy atento al cliente y si lo unimos a un ritmo de salida de platos muy adecuado, la estancia se hace muy agradable.

Curiosa es la carta de vinos, una botella de tamaño doble magnum, y a ella adosada una etiqueta que le da la vuelta, donde figura la oferta de vinos.

Fieles a nuestra querencia por los vinos blancos, nos hemos decantado por un viejo conocido que nos agrada, por su frescura y por sus recuerdos, en boca, a frutas y que no se prodiga en muchas cartas: Habla de ti, un sauvignon blanc del 2016, un blanco seco, extremeño, se bebe fácil y con gusto.

Al no ser la primera visita, hemos renunciado a pedir platos ya conocidos y muy demandados por la clientela, como sus torreznos -de los mejorcitos de la capital-, o su ensaladilla rusa, o sus garbanzos con butifarra negra, setas y foie. Ha costado no pedir ninguno de ellos, pero queríamos degustar otras preparaciones.

Hoy la comanda se ha centrado en los siguientes platos:

- Aperitivo: Gazpacho de remolacha con cereza. Muy visual. Bien de sabor.

- Espárragos blancos de Navarra con mayonesa, salmorejo, tomate, bonito y acedera. Estéticamente tiene una bonita presentación. Es un plato fresco, no se hace pesado, a pesar de incluir salmorejo y mayonesa, pero esperaba unos espárragos mas tersos.

- Dim sum de txangurro. La pasta no tiene la finura de los dim sum chinos, pero lo suple con creces con su relleno y la salsa que lo acompaña. Un muy buen plato.

- Bonito en escabeche de vermouth envejecido con tirabeques, zanahorias, coliflor y peras de San Juan. Perfecto punto del atún, de los mejores puntos encontrados recientemente. El acompañamiento es correcto, con un punto muy agradable de las peras, pero destaca el escabeche, es para pedir cuchara y si sobra algo, rebañarlo con pan hasta no dejar ni una gota.

- Arroz con espárragos, cigala y calamar. Para no ser una arrocería, su arroz no tiene nada que envidiar a las de éstos. Por estética y por sabor, es un arroz muy bueno. Aquí hay cocinero.

- Borracho de lima-limón, helado de té matcha y chocolate blanco con espirulina. Postre refrescante, buenos contrastes en boca.

- Torrija de sobao de "El Macho" con helado de leche merengada. Muy buena. Jugosa, con sabor a mantequilla. Es un postre para repetir.

Cuentan que el chef, Javier Aparicio, se inició en la cocina con labores de repostero. Viendo el resultado, si solo se dedicara a la repostería, también triunfaría, seguro.

Café con hielo y té rojo ponen punto final a esta nueva visita. Nuevamente nos ha convencido, aquí hay cocina y hay cocinero. Como dije al comienzo, con una potente competencia como tiene por la zona, viendo sus propuestas, la respuesta por parte de la clientela y lo razonable de sus precios, hay Raquetista para rato. Ha llegado para quedarse mucho tiempo.

Reseña comoketa y fotos en https://comercongusto.es/la-raquetista/

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