He de comenzar diciendo que si bien soy un asiduo de Valencia, es una ciudad donde me cuesta trabajo encontrar sitios a los que pueda dar una alta valoración. He tenido grandísimas decepciones (y sonadas por mi crítica) como La Salita, muchas veladas de mala relación calidad precio (casi siempre por mediocre calidad a alto precio) como Casa Roberto, Bamboo, Alto y Mar de Bamboo, La Marcelina, Sushiclub, Netherlands y varias correctas como Maridaje, Masía Romaní, La Lluna. Pero pocos sitios que recomendaría sin dudarlo, hasta ahora me limitaba a Casa Salvador y Casa Joaquín o Las Dunas.
Hacia tiempo que tenía en cartera Rias Gallegas, pero no acababa de cuajar. Y cuando me enteré (hace tiempo) de que además habían puesto un menú bastante apañado, pues todo se concretó más rápido.
El sitio estéticamente es casi un plagio de una de las mejores marisquerías gallegas de Madrid: O´Pazo (eso sí, si bien Rias Gallegas es sin duda un buen restaurante, O´Pazo es un nivel de otra galaxia, IMPRESIONANTE!). Paredes en colores oscuros con telas en vino tinto. Los reservados tiene las paredes claras. En cuanto a mantelaría (hilo blanco), vajilla (mayoritariamente Villeroy&Boch) y cristalería (mayoría de Schott y algo de Spiegelau), poco que objetar, a alto nivel. Quizás el usar como plato para el pan un plato cuyo diseño es para el uso conjunto con una taza de café, si bien busca originalidad queda raro. Sí que mencionar que la cubertería no está a la altura de las circunstancias: nulo diseño y altamente desgastada y rayada.
Nos decantamos por el menú que todos comentan y que poco añadiré: empanada muy correcta, pulpo a la gallega excelente (de los mejores que he probado en los últimos meses) con su puntito de pimentón picante, crujiente de vieras y cococha al pil-pil (aquí sólo correcto, las vieras bien pero el sabor de la cococha y el pil-pil, poco claro. El crujiente utilizado como separación, de sabor demasiado aceitoso) y crema de calabaza al curry como plato de cuchara. Bastante rico.
Como plato principal pedimos el lomo de atún a la mostaza y el bacalo fresco con pil-pil de hongos. Ambos platos estaban muy ricos y en su punto de preparación.
De los dos sólo yo pedí postre: Tarta de Santiago con helado de queimada. La verdad es que poco tenía que ver el resultado con el nombre, ya que la tarta era más un bizcocho recubierto de azúcar glass y el helado estaba bastante insípido. Aún así, no se puede decir que estuviera malo porque el bizcocho era esponjoso y el helado agradable. Café correcto con servicio de marca Nescafé y degustación de azúcares.
En al carta eché en falta más opciones en carne habiendo sólo dos. Y un detalle que me pareció "alarmante" en una marisquería que se tilda de gallega: cigalas de Noruega y ni rastor de nécoras. A mi, me hizo evitar pedir marisco o el menú de marisco.
La carta de vinos correcta pero me resultó escasa a nivel nacional, sí teniendo referencias extranjeras pero no de alta calidad. Precio muy correctos. Pedimos un Terras Gaudas 2008 y previamente un aperitivo de Martinis blancos.
Finalmente con el café unos detallitos dulces y un chupito de orujo de hierbas casero muy rico.
La atención buena sin ser sobresaliente.
Como conjunto, desde luego un notable alto ya que la base (la comida) tiene esa nota, el conjunto de local + atrezzo también y el resto no desmerece.
Al final la cuenta ascendió a 98€ para dos personas. Lo considero buena relación calidad precio.
Sin duda, se puede repetir.