Fuimos esta vez por la noche y a probar el menú de marisco aconsejados por Alejandro ya que nos advirtió de que era un buen día para pedirlo (varía con el estado del mar, meteorología y demás). A resaltar la calidad de la materia prima, las ostras quedarán para el recuerdo; Ostras, almejas de Carril, quisquilla, percebes, centollo, una cigala inmensa, 2 gambas, zamburiñas y... Un pescado a elegir de la carta!!!
Si antes he hecho mención a la calidad ahora puedo hacerlo a la cantidad, quizás un poco excesivo para cenar (eso depende de gustos). Todo cocinado de primera, quizás el rape fue el plato más flojo, por poner un pero.
La sala impresionante como siempre, cuidada hasta el detalle, mesas amplias y separadas más que correctamente. El servicio atento pero sin agobios y el trato de Alejandro con quien pudimos hablar largo y tendido(los restaurantes jóvenes tenemos que aprender de aquellos a los que les preceden años de experiencia y tienen una cocina "honesta").
En cuanto al vino pedimos un Viña Ardanza crianza, sin sorpresas. El servicio perfecto, decantado, servido en copas Schott y con un continuo riego sin tampoco abrumar (hay lugares que casi te fuerzan a beber).
Cerramos con unos postres fantásticos, pacharanes, petit fours y cafés. Los licores por cuenta de la casa. En resumen una gran velada, con un menú largo y bueno que aconsejo para quien disfrute del marisco y vaya con hambre. Nos costó menos de 100€ por persona lo que me permite decir que es una RCP de primera vista la calidad de la cocina y el servicio y trato recibido. Enhorabuena
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