Local pequeño, que pretende ser acogedor sin conseguirlo, donde se está

Local pequeño, que pretende ser acogedor sin conseguirlo, donde se está algo apretado, incomodo por la acustica y los humos, aunque eso ya es algo más que habitual en Valencia.
Buena materia prima (carnes) cobrada a precio de oro.
El trato es peculiar, entre afable y soberbio.
Lo que más me llamó la atención (además de la cuenta) fue la carta de vinos, sin pies ni cabeza, solo un monton de vinos caros, sin orden ni concierto, con grandes carencias y poco conocimiento. Se nota claramente que Ricardo Gadea no bebe vino.
Aspecto a mejorar urgentemente.
El servicio del vino rutinario, copas enormes e inadecuadas a los vinos solicitados, y precios de los mismos desmesurados. Algunos de ellos multiplicados por tres.

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