Excelente. Absolutamente excelente de principio a fin.
Ale, los que no son de leer, ya se pueden ir; no olviden sus abrigos y cierren al salir, por favor, que se escapa el gato. Para la inmensa minoría, seguimos.
Recordaréis, amables lectores, que en mi anterior visita a Montia hubo algún plato que no me terminó de cuadrar (sí, sigue en mi mente aquel plato). En esta ocasión no ha sido así. Ya sabéis que ni hago fotografías, ni anoto; pero eso sí, disfruto. Todos y cada uno de los platos fueron sobresalientes. Realmente sobresalientes. ¡Otoñalmente sobresalientes!
(Nota mental: Depositar una moneda de 2 EUR en la hucha cada vez que utilice un adverbio delante de un adjetivo.)
Estando todos los platos en ese nivel, ¿cuáles se me quedaron en la memoria? He dejado pasar unos días antes de escribirlo, para ver cuáles se quedaban en ella, porque esos serían, entonces, lo que más destacables me resultaron. Poder decir que por fin, ¡por fin!, ¡¡ por fin !!, un lugar en el que la croqueta está buena. Sin darle vueltas al asunto. Una croqueta es una croqueta, que al final da igual donde vayas y todos lo que le quieran poner de ingredientes de texturas y demás etcéteras. Al final, una croqueta buena es una croqueta buena y cuesta encontrarlas y esta es ¡una croqueta buena!.
Más platos que han quedado en el recuerdo. La delicadeza del comienzo con un carpaccio de remolacha. Un plato con berenjena, setas, tomates cereza, gambas y con un fondo eterno. Unas setas en papillote cuyo aroma, al abrirlo en la mesa, inunda... ¡el universo! Todavía me dura la sensación de su aroma al abrir el paquete. La codorniz guisada con trompetas de la muerte. El muslito en su punto de cocción, la pechuga, con el suyo. El mejor punto para una volátil que he probado nunca. Impecable. De esos de desconectarme del mundo que me rodea porque estoy levitando en el sabor y aroma de ese plato. ¡Y los callos! ¡imprescindibles!
Decía antes que en esta ocasión todos los platos del menú fueron sobresalientes, pero es que para hacer la espera entre platos más ligera (y no es necesario, puesto que realmente apenas hay más espera que la lógica entre platos), sirven una suerte de pequeños bocados. Blini con cangrejo de río, sopa de ajo, vuelta a la fería de nuestra infancia... pero por encima de todos: Albóndiga de pularda. ¡ Para comerte 100 !
Unos quesos (de queserías cercanas, como intentan que sea todo en este restaurante), preludio de los postres. No me suelen apetecer nunca los postres, pero en este lugar también están muy, muy buenos y vinculados con la cocina que hacen. El primero un vaso en el que había una especie de galleta-torrija sobre la que había una suerte de crema-batido de frutos rojos y helado de "algo que me recuerda al hinojo y no lo es" (es que nunca consigo recordar su nombre). Muy adecuado en ese punto, por lo refrescante que resultó al venir de los callos del último plato. Y para terminar un postre en el que de nuevo, las setas, entran en concurso.
Vamos ahora con los vinos. Es este uno de los pocos lugares en que parecen ocuparse y preocuparse por el vino. Además apuestan fuerte por el vino natural y esos son los vinos que sirven. También hay que notar que en nuestra mesa había personas que tenían cierta confianza con ellos, por lo que el servicio de los mismos también tenía su parte de experimento. Hubo algunos maridajes que nos resultaron fallidos. Tenían sentido al explicarte la razón (no los explicaban porque preguntabamos y por la confianza referida anteriormente, no se ponen a glosar razones a troche y moche si no preguntas, que si no, se te enfría el plato ;- ) ) pero no resultaba tan bien para nuestro parecer. Hubo, no obstante algunos vinos que sí gustaron, como por ejemplo el Rubayat de Barranco Oscuro, Trenzado de Suertes del Marqués, un muy curioso vino hecho a base de albillo real con un cierto método de refrescos, que parecía un amontillado ligero; un refrescante gamay que era casi un refresco de lo más apetecible y el chenin blanc de los postres (sí, a última hora ya no podía almacenar más datos). En cualquier caso el trato del vino, que se preocupen de ello y pongan el interés que ponen, es ciertamente encomiable.
Por último el café (hondureño en esta ocasión) sigue estando muy, muy bueno y este es otro punto muy a su favor, junto a que te sirvan agua fresquita sin problema y sin tener que estar recurriendo a abrir (y pagar) n-cientas botellas de agua mineral.
En suma, un restaurante para ir, para volver, para repetir y volver a repetir.
Nota: Dado que su cocina es de temporada, de cercanía, si no te gustan las setas, en esta otoñada lo tienes complicado.
Nota 2: El menú que tomamos fue el extra-largo maridado. A mi me costó llegar al final.
Nota 3: Es difícil comer tan bien, pero tan bien, por este precio.
Pues yo no soy de leer y mira que he leído, a mi edad me cuesta fijar la vista demasiado rato en la pantalla del PC, pero me has picado y me lo he leído todo, bueno todo hasta que te has enrollao con los vinos, jeje
aunque por lo poco que sin querer he ojeado parece que en ese tema tienen sus claroscuros.
Igual que no tienen carta de comida, tampoco la tienen de vino. Te pueden contar qué tienen, pero no hay carta. Unido esto a que sólo tienen vinos naturales, puede hacer que haya clientes que no se sientan cómodos. Desde luego es una apuesta arriesgada.
Saludos,
Jose
Pues no sé, pero a mí eso de los vinos me tira un poco para atrás. Es un sitio al que tengo muchas ganas de ir, pero si no puedo elegir mis vinos…pierde muchos enteros. Y además, esa absurda militancia de “solo servimos vinos naturales”. Primero hay que hacer la pregunta: ¿Qué es un vino natural? Y después de un hilo de 1000 respuestas podría iniciarse un debate…
Saludos,
Eugenio.
Hola Anubis7,
¿veis porque no me gustan las puntuaciones? Después de todo la parrafada que he soltado, ¿qué más da un cero que un 8,5 si lo que quería expresar lo he hecho? :-p En cualquier caso, lo intento explicar. Cuando escojo en el combo las puntuaciones no lo hago pensando en el número, si no si el texto que en él hay se asemeja más o menos a lo que quiero decir.
¡Ni caso a los puntos y leamos, comamos y bebamos! ;-)
Saludos,
Jose
Hola Eugenio,
puedes escoger los vinos... entre los que tienen :-)
Ahí ya cada uno elige. También son militantes de los productos de proximidad, de cultivos eco dentro de lo posible. Ahí también podemos decir ¿qué es proximidad? ¿qué es eco? ¿sólo si es demeter? Y también podemos abrir el hilo con 1000 respuestas. Esa es su apuesta y con ella van, con lo malo y lo bueno. Luego somos nosotros quienes decidimos o no si nos vale o no, tanto en ese tipo de restaurantes, como vinos, como alimentos eco/no eco y todos los demás etcéteras.
Saludos,
Jose
Habra que ir un día, aunque me consta que en fin de semana tienen una lista casi como la del Celler. Por algo será, está claro. Y los vinos...bueno, malos desde luego no parecen. En efecto, todo es interpretable, la naturalidad de los vinos, lo del bio, lo de la proximidad...al final lo que importa es que haya alma en el plato y en la copa.
Saludos,
Eugenio.
Ahora me pongo yo un poco de abogado del Diablo. Tampoco perdamos de vista como es la capital del imperio para esto de las modas. Ahora está de moda, me temo, y la lista de espera parece notable. Y abundando en el asunto, no se puede gustar a todo el mundo. Alguien tiene que haber a quien no le guste. Y eso es sano.
Saludos,
Jose
Lo de introducir una moneda de 2 € cada vez que utilices un adverbio delante de un adjetivo lo tienes francamente difícil, y tú aún más ;-) Lo que cuesta en este país que te den el cambio con monedas de las gordas!!! Por cierto, enhorabuena por el comentario y por la experiencia. Yo espero ir a tomar un menú de setas la semana que viene a uno de mis restaurantes de referencia. A ver si no estoy perezoso y os cuento. Saludos,
Ferran
Pueeees lo cierto es que yo echo las monedas de 2 EUR en la misma hucha que tengo desde que era un crío bien pequeño. Apenas 10 o 12 años. Ahora agarrarsus: Una lata pequeña de cerveza Ambar-2.
Lo tengo bien dificil, sí. Es como si me pidieran decir algo en dos palabras. No sé hacer eso 8-) Del monosílabo, salto a párrafos.
Saludos,
Jose
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