La ubicacion no hace al monje

Bien situado, con todo lo que hay que ver a dos pasos, metro a la puerta.

Edificio precioso, tiene pinta de haber sido recién remodelado por dentro, llamamos para contratar servicio de recogida en el aeropuerto, muy bien, todo promete.

Llegamos y nos dicen que la habitación no estará disponible hasta las 14:00 pm, no hay problema, pero preguntamos por la posibilidad de un “late check out” y dicen que sí, pero que pagando, como…?? “Por lo menos hasta las 14:00 pm, que es lo que nos habéis hecho vosotros!!!” Empezamos mal.

Pedimos una habitación tranquila…y nos dan la 632 que está pegada al ascensor de servicio y enfrente de la habitación que usa el servicio como base logística, puertas que se abren y cierran continuamente, continuo alboroto, en fin, que de tranquilo nada.

La habitación en si está bien equipada, limpia, pero no es una habitación de uso doble, es una habitación de uso individual, en la que para más INRI la mampara del baño no ajusta y cada ducha se convierte en una inundación.

El desayuno es caótico, cola para el café, quien habrá sido el lumbreras que ha puesto a ese chaval a cargo de la cafetera, inaudito. Esto añadido a la nueva ola de viajeros que pretenden desayunar como para no tener que comer hasta el día siguiente y así ahorrarse una pelas…un desastre. Bajamos el primer día, los siguientes, aun teniéndolo pagado, no fuimos.

Servicio en general flojo, sin interés ni preparación, hotel magníficamente ubicado, con habitaciones, seguro, más apropiadas que la que nos dieron, pero al que a bien seguro ni recomendaremos ni volveremos.