En la gloria.

Cinco noches entre los días 6 al 11 de Julio de este año pasamos cinco personas, dos matrimonios y la hija de uno de ellos.

En medio de vides de albariño, maravillosamente atendidos, cómodos, en habitaciones bonitas de decoración, más que suficientes de tamaño y perfectamente equipadas. El hotel es un dédalo de cajellas entre los pequeños edificios que lo componen con un ricón dedicado a una piscina pequeña pero suficiente para refrescarse en los días de calor.

Se desayuna bien, se come y cena mejor.

Y todo importa poco al lado de la atención que dispensan las personas que trabajan aquí. Lamento no recordar, o no haber sabido nunca, los nomnres de las señoras que por la tarde te iban a abrir la cama y dejarte el bombón y la botella de agua de cortesia, el de la señora que, con una sonrisa en la cara, te llevaba el café, el zumo y el chupito de yogur de por las mañanas, el de los camareros, el de los de cocina. Lo lamento. Personificaré los agradecimientos en Nacho, director (omnipresente y siempre disponible incluso a traves del móvil cuando no estaba en el hotel) y Angela, camarera (dulce con la niña, eficiente en su trabajo, simpatica y elaboradora de un excelente GT). Pero va por todos.

Nos dieron dos habitaciones, doble y doble superior, pero como la niña pagaba supletoria, la doble superios fué facturada a precio normal. Detalle de la casa.

Si vuelvo a la zona, no dudaré.

Los precios que se indican son con desayuno incluido.

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