Lo conozco hace años porque Carrión de lso Condes es uno de los finales de etapa habituales en el Camino de Santiago. Más allá de Carrión se extienden 13 durísimos kilómetros en línea recta por la Via Aquitania, así que casi todos los peregrinos descansan aquí.
Como peregrino no me alojé nunca en el Hotel, pero aún así es visita obligada para ver, entre otras cosas, el increíble claustro renacentista, uno de los más importante de España.
Me había dicho muchas veces que me tenía que alojar algún día en el Hotel, y esta Semana santa ha resultado ser el momento perfecto, de paso hacia Galicia, pernoctamos aquí.
Una de las cosas que más destacaría del Hotel es la tranquilidad (casi monástica) que se respira en él. Es una delicia alejarse del ruido de la ciudad y perderte en el silencio de sus muros centenarios. Me encanta.
La zonas comunes son preciosas, con una decoración muy acorde al edificio. Consta de varias alas, unas más modernas que otras. Para mi tiene especial encantolas más cercanas al claustro, pero todas merecen la pena.
Las habitaciones nos son especialmente grandes pero muy coquetas con todos los servicios habituales en este tipo de hoteles. El baño bastante amplio y moderno.
A destacar también el restaurante del Hotel, "Las Vigas", donde la tónica sigue siendo esa tranquilidad general que se respira en todo el Hotel.
Un lugar donde merece la pena perderse unos días y descansar.