En las afueras de Roma, este 4 estrellas no me convence

El hotel tiene muy buena pinta cuando uno llega, luego de recorrer de 40 a 60 minutos desde el aeropuerto de Fiumicino dependiendo del tráfico. Parece un antiguo palacio florentino, y aunque no es "vecchio" pues tampoco es "nuovo". Quizá lo mejor es que ofrece una sensación de estar lejos del bullicio, como es de hecho el caso.
El lobby es iluminado por luz natural (techo de policarbonato, supongo), el staff amable, y el restaurante no esta mal y el hecho de que hay que bajar varios niveles para llegar, le da un sentimiento de "vecchio".
Pero las habitaciones esas si son vecchias. Más bien estrechas, con una TV de risa, mal iluminadas, un mini-bar sin lo mas elementar para engañar el hambre (o la sed) cuando llega de madrugada, sin internet, bueno, un desastre.
Tiene algunos jardines el hotel, que no estan mal aunque no les caería mal hacerse de los servicios de un florista.
Y el bar... cerrado a media noche. Fatal.
El lugar no es incomodo, no te atienden mal, pero por 170 euros y por lo menos una hora de la fontana de Trevi, prefiero pagar un poco mas y meterme a Roma.

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