Un hotel chulísimo a las afueras de Sant Cugat, en una zona entre comercial y de polígono-oficinas, frente a un lago y junto a un espectacular circuito de coches rail de radiocontrol (no hacen ruido).
Tiene ese aire catalán de vanguardia y rusticidad, primando lo primero, fantástico. La terraza, un deleite, con vistas al Tibidabo de frente y a Montserrat detrás.
Habitaciones muy amplias y modernas. La que nos tocó tenía la ducha y taza de wc separada pero el lavabo integrado en la habitación. Muy cool pero no muy práctico.
Wifi, etc
Parking propio gratuito.
Precio sin desayuno.
Para repetir.
Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.