¿Quién me presta una nariz?

Soy impaciente. Lo sé. Si la respuesta correcta a lo que a continuación transcribo es: “se paciente, evolucionará a mejor lentamente”. No me la deis. Ya sé que será así.

Heme ante un problema. Llevo meses (sólo meses, sí, soy un infante en esto, soy consciente) de intenso y agitado estudio teórico práctico vinófilo. Palabra ésta que, aunque no existe, bien podría existir como acaece con “vinolencia”. Pues bien, al pasar de los días, los libros, consejos y botellas consumidas, voy siendo capaz de distinguir con un razonable grado de clasificación objetiva, las características propias de la fase visual y gustativa. La limpidez, lágrima, brillo, capa o menisco son “parametrizables”. También lo son los sabores básicos, los taninos, el equilibrio, cuerpo, retronasal o persistencia de un vino.

Pero la nariz, la nariz es un problema. :)) Me siento enormemente frustrado. Hace unos minutos he leído una ficha de cata que decía: “ciertos toques de pimienta en grano”. Pero... ¿de veras es posible distinguir en un vino la diferencia entre pimienta en grano o molida?.

Otra ficha: “la gama de tostados, maderas, cedro, chocolate, cremas y lácticos además de un fondito balsámico y especiado”. Por Dios, que envidia. Todo eso puede dar en nariz un vino. A mí deberían costarme más baratos. Me pierdo la mitad de la película aunque olfateo con el mayor interés, concentración y entusiasmo. :))

He llegado a pensar en comprarme estas cajas tan monas (y tan caras) de Le Nez du Vin. Ya sabéis, estos frasquitos de cristal tan coquetos con diferentes aromas, localizables en un buen vino, que ayudan a ejercitar la memoria olfativa. Olisqueo con fruición cuanta pieza de fruta cae en mis manos; mi mujer me ha sorprendido en más de una ocasión (no sin cierta sorpresa para ella) embebido desvelando los misterios que encierran sus frasquitos de especias en la cocina. Pimienta blanca, bien. Pimienta negra. Vainilla. Pero todo es inútil. Me siento desnarigado.

También he pensado en acudir a un curso de cata. He leído excelentes opiniones al respecto de varios foreros. Pero temo aburrirme como un hongo cuando vuelvan a contarme lo ya leído en doce o catorce libros respecto a qué es tempranillo y qué es cabernet sauvignon o hagan un resumen (de una hora y cuarenta y cinco minutos) respecto a cómo se elabora un vino tinto. Y después, casi como parte jocoso festiva del curso (cuando realmente es la que más me interesa), dediquemos un rato a catar 3 o 4 vinos. Temo perder el tiempo acudiendo a un curso de cata básica y no me siento en absoluto preparado para acudir a uno más avanzado.

Dos preguntas. ¿Tiene sentido comprar una caja de Nez du Vin? Y por otro lado... ¿debería, a pesar de todo, hacer un curso de cata aunque mucho de lo que me cuenten lo conozca con más profusión de la que el curso aporta?

Gracias al que tenga la paciencia de llegar hasta aquí. Prometo esmerarme en ser más conciso en próximas intervenciones.

Javier