Dorado, limpio, brillante y glicérico.
Abrimos la botella el jueves pasado, pero un exceso de sulfuroso nos impidió disfrutarla. Esta noche nos hemos vuelto a atrever con ella, y aunque ese SO2 no se ha disipado del todo han comenzado a aparecer más notas: cítricos, níspero, acacia, piel de albaricoque y plátano. Dejando estos tonos primarios identificamos poco más, quizá algo de mineralidad.
Boca corpulenta, densa y cremosa. Buena acidez. Alcohol palpable. El problema es que el paso está dominado por un tremendo sabor amargo.
Final secante.
No tengo nada en contra de los tapones de rosca, de hecho este verano disfrutamos de un increíble Felton Road con este sistema de cierre. Sin embargo, creo que a día de hoy este Clos du Papillon está prácticamente imbebible; el mencionado conservante lo ha momificado y la falta de corcho no ayuda.
No sé si el ahorro en el corcho compensa la devaluación en la imagen de estas botellas. Parece ser que en el "Nuevo Mundo" es una práctica más aceptada; le pregunté este verano a un un sumiller la razón de que un vino de tanta calidad (y precio) como el "Cornish Point" llevara este sistema de cierre, y me explicó que allí están más acostumbrados a beberlos jóvenes y que el tapón no se asocia tanto a la calidad.
El Quarts du Chaume no lo he probado aún, lo abrimos cuando quieras. Seguro que no tiene TCA ;-)
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