De color rubí rojizo de capa media-alta, muy estable de color, oscuro, tapado, sin mucho brillo. Parece no haber evolucionado en exceso en botella durante estos años. Mantiene una gran intensidad. Reflejos granadinos y anaranjados. Ribete cobrizo, estrecho, con marcada diferencia respecto al menisco. Lágrimas inmensas, exageradas, permanentes.
Menos clásico de lo que esperábamos. Toda esa carga habitual de terciarios está escondida por una fruta roja fresquísima y especias molidas, clavo, laurel. De fondo hay unos tostados elegantes, sutiles, que aportan cremosos y una pincelada de vainilla. Nada artificioso, puro, concentrado, dotado de mucha fuerza. No se ha venido abajo en ningún momento. Un vino musculoso.
En boca es de un grosor y una presencia sorprendente. Potente, concentrado, sabroso, vivo y lleno de energía. Parece que los años no hayan pasado por él. Mantiene un nervio inicial sostenido por su fuerte acidez, una gran cantidad de especias y una fruta roja acídula, fresca, térrea. Los taninos van en el mismo sentido: firmes, marcados. Necesitará unos años de guarda para que se suavice. Largo, permanente, con amargosos de calidad y una sensación de cítricos en retronasal.
Un Viña Ardanza de estilo menos accesible que otras añadas pero para nada inferior en calidad. Junto al 1995 forma una dupla de enorme personalidad, cada uno con su estilo.
Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/10/vina-ardanza-1995-reserva.html