En visita a Haro nos acercamos el sábado a este restaurante, pues nos lo habían recomendado varias personas. Una vez que llegamos, se oyen los gritos de una de las camareras hablando con otros comensales. Nos dan la bienvenida y que qué vamos a comer. Claro, así, a bote pronto sin ver una carta, es difícil decidirse, pero es que no hay carta. Pedimos de entrantes unas croquetas de chipirón y para mi unas patatas con chorizo que estaban muy ricas. Quizás un poco más de picantor o de chorizo más fuerte le daría más gracia. Para los segundos es la gracia. Tenemos una carne de buey que está fenomela y sino espera!!! (y se va a otra mesa a gritos desde allí), Diles como está la carne anda. Muy buenaaaaaa. contesta el hombre. Pedimos una de chuletitas de cordero dos de carne de buey y un pescado que era merluza en salsa de chipirones. Joder, una cosa es que no tengan la carta pero que te cobren casi 90 euros por la carne de buey, me parece exagerado y más aún sin precios en ningún sitio. Estaba buena, pero excesiva. Las chuletas estaban buenas y el pescado, que era un lomito en una cazuelita de barro sin nada (niuna patatita, una cebollita ni nada) estaba bueno sin más. De beber una botella de vino de la casa (que no pude saber cual era), una botella de agua y un refresco. Dos cafés y nada de postre. En total unos 150 euracos. Supopniendo que más de la mitad fue la carne de buey, pues eso.
El servicio demasiado afable, pasando a ser cargante y maleducado. Una cosa es que esté buena la carne, pero si yo no quiero probarla no se me tienen que tirar encima a que la pruebe. Pruebala hombre, que sí, venga, no me digas que no, que esí, que sí. Claro, no e splan de decirles, que no me sale ... tomar la carne de buey. Pero vamos, que por no liarla, te comes un trozo.
Al final todo a gritos, muchas gracias por venir, volved cuando queráis y hasta luego Lucas.
Creo que no vuelvo y no lo recomiendo.