He estado un par de veces este verano. La situación es agradable en una terraza a pie de barco en Marina Botafoch, el servicio es diligentes y la comida sin sorpresas pero bien elaborada. Los precios desorbitados (como siempre en Ibiza).
Tomamos al centro unos chipirones, calamares y gambas fritos con calabacines, correctos, nada aceitosos. Seguimos con un segundo de pasta (al dente). He probado los tallarines con trufa (con el bonito detalle de dejarte la trufa y el rallador para servir al gusto) y pappardelle con bogavante muy bien de sabor pero con un medio bogavante de tamaño mínimo.
Como postres tienen unos milhojas de crema muy ricos aunque en mi caso opte por algo más ligero, carpaccio de piña con lichi. Postre muy logrado y refrescante.
Para terminar cafés y licor de hierbas por cuenta de la casa.
En cuanto al vino tienen una carta no muy amplia pero con mucha variedad (incluidos unos cuantos italianos). Precios caros (o lo normal en la isla). Optamos por un Tattinger Rosé que acompañó muy bien toda la cena.
Copas, manteles y demás menaje correcto.
Aunque el precio es elevado merece la pena por el entorno y la comida (en especial las pastas).