Decidimos probar este restaurante por nuestra buena experiencia en RF-Madrid y la verdad es que merece la pena teniendo claro a lo que se va. Su nombre lo dice alto y claro TRADICIO, es decir, comida clásica pero muy bien elaborada y en raciones contundentes. Eso si, no hay opción a menú aunque proponen unos platos recomendados del día.
Para empezar el aperitivo de la casa es un trozo de "llonganissa de pascua" acompañada de coca de pan "tumaca". Sencillo pero efectivo. Pedimos un copa de cava para refrescarnos mientras vemos la carta y optamos por pedir al centro una ensaladilla rusa para ir haciendo tiempo (rica aunque quizás demasiado líquida para mi gusto, las prefiero más "trabadas"). Tras esto mi primero fue algo en teoría simple, un revuelto de setas. Pero la diferencia es que aquí el huevo estaba en su punto, bien hecho y supongo que debía llevar algo de crema para estar tan suave. Las setas eran abundantes. En fin, un plato muy diferente a esos revueltos con un aspecto de moquillo y residuos de seta que se suelen ver en algunos sitios.
De segundo unos canelones de tres carnes realmente excepcionales, tanto la bechamel como el relleno. De los mejores que he comido en muchos años. A pesar del tamaño de la ración me vi "obligado" a dar cuenta de ellos.
Y ya puestos, habiendo tomado la decisión de inmolarme comiendo, fui a por un postre contundente. Pastel de trufa relleno de toffe. La trufa sabrosa, con sabor y suave pero el contraste con el toffe no se apreciaba, quizás otro relleno haría subir puntos a este plato.
Terminamos con café y una curiosa mignardie compuesta de bizcocho para mojar en una mezcla de chocolate, aceite y sal (raro pero bueno).
En cuanto a la carta de vinos no es muy amplia pero dispone de algunas referencias interesantes como Trio Infernal 1/3 (creo recordar 2006). Vino tinto potente en nariz y en boca. El problema es que tenía exceso de precipitados (más allá de elaborar sin filtrar) y yo diría que al menos nuestra botella no sería para guardar. Desconozco si es un problema de toda la añada.
El servicio consiste en abrir y dar a probar, estando muy atentos a rellenar las copas.
El entorno agradable, tranquilo con buenas cubertería, cristalería, mantelería, etc. Los camareros atentos a los detalles, muy diligentes y afables.
Buena opción para comer comida tradicional, con abudantes raciones y muy buen servicio, eso si, barato no es.
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