Fin de fiesta de la cata mensual con unos dulces de Paterna y la buena compañía de un cava valenciano, tomado no porque sea valenciano sino porque se ha ganado un puesto entre los mejores del país.
Esta vez estaba algo declinado sobre los recuerdos anteriores, porque se compró hace ya tiempo y pone en evidencia que el cava hay que tomarlo en su momento y no guardarlo en casa.

Acostumbrados a encontrar en carta cavas valencianos con cierta frecuencia, hay que destacar siempre entre ellos a los de Bodegas Hispano Suizas que han conseguido poner un producto en el listón alto de cada escalón, igual sea en vinos tranquilos que en espumosos.
De las dos opciones, el blanco es el que más competencia puede tener con cavas catalanes pero sale bien librado.
Es un cava poderoso, complejo e intenso.

Color amarillo dorado, reflejos oro, limpio, brillante, con buena y fina burbuja.
En nariz tiene alta intensidad de aromas destacando la fruta de la pinot noir con sus frutos rojos; también hay presencia de fruta blanca y cítricos, flores silvestres, especias (vainilla), frutos secos, bollería.. Muy compleja y elegante. En boca tiene buen cuerpo, hay un carbónico presente pero integrado, buen cuerpo, notas cítricas que dan una buena acidez, frutos secos, pastelería, es cremoso, sabroso; todo ello con intensidad pero elegancia; al final aparecen sensaciones amargosas muy interesantes que invitan a beber. Buena persistencia.

Un gran cava con buen coupage. A 21 €