Restaurante Raúl Resino en Benicarlo
Restaurante Raúl Resino
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
100,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingo tarde y lunes.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
117 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.1
Comida COMIDA
9.3
Precio medio entorno ENTORNO
7.8
RCP CALIDAD-PRECIO
8.9
desamarre1
desamarre2
todo a baordo
chorreando redes
el rancho
en la tria
Opiniones de Raúl Resino
OPINIONES
4

Como siempre que escribes después de un comentario de @ANTONI_ALICANTE te ahorras la descripción del lugar; no hay cambios físicos visibles en el local ni en los planteamientos, si acaso una mayor tendencia a la corriente actual de productos de cercanía y más en este caso que la minuta lleva una foto del chef de pequeño pescando lo que denota su cariño por el producto de primera mano.

Nos sentamos los 3 comensales en la mesa más al fondo de la sala de la entrada y con un servicio casi personalizado de Raúl, mejor cocinero del año 2016, y su equipo nos disponemos a disfrutar de una cocina con 1 estrella Michelín y 2 soles Repsol a través de su único menú del día, llamado "Décimo Aniversario", un menú de degustación gastronómico (99€) solo de producto marino -con el complemento de la huerta cercana- y que tiene mucho que ver con lo que traen las barcas (a veces con Raúl a bordo) el día anterior, intentando descubrir nuevos productos y recetas que se hacían antiguamente en los barcos. De ahí el nombre del "cocinero pescador" que le puso un conocido crítico gastronómico (@JCCapel) muy activo en redes sociales. Este menú cambia de forma estacional adaptándose al producto de temporada.

El actual es una descripción desde la salida de puerto hasta la llegada de la pesca a lonja y se describe así:

- DESAMARRE 1: lo integran varios aperitivos: mantequilla de anchoas de Vinarós, con recipiente en forma de estrella de mar y de consistencia casi sólida y con intenso sabor a mar. Espardeña con muselina de microalgas, ese molusco de esta costa del Azahar terso, sabroso pero de sabor delicado y rematado con olivas de mar, producto que me es totalmente desconocido. Ortiguilla de mar con sabayón de galeras, con esas galeras antaño despreciadas y ahora de presencia necesaria y destacada con su profundo sabor a mar. Gamba, calabacín y pistacho, no puede faltar la gamba blanca producto con un trato mínimo que mantiene todo su sabor. Todo ello complementado con unos buenos panes de harinas ecológicas (el de algas y agua de mar es perfecto para el menú) más un AOVE Farga de olivos milenarios tan bueno como exclusivo.

- DESAMARRE 2: un nuevo conjunto de platillos siempre con un emplatado y recipientes sobresalientes: Navaja y endivias al cava con un contraste del ligero amargor de la endivia y el salino de una carnosa navaja. Caballa, almendra marcona y hoja de limonero con el pescado marinado con almendra de origen en Albocàsser y coronada con unas perlas infusionadas con la hoja del limonero. Bisque blanco de cigalas infusionado con lemon-gras la crema muy sabrosa. Brandada de mejillones y encurtidos marinos con el agua del propio mejillón y con hinojo marino encurtido.

- TODO A BABOR: Un nuevo pase integrado por "Canana" que es una variedad de calamar de estas costas hecho con una receta de cocina de los barcos de pesca que se ha buscado aminorar la dureza de la carne de este calamar y para ello se hace las patitas hechas en formato torrezno pero que quedaron más duras que crujientes, el cuerpo del calamar hecho en su propio jugo está perfecto con una sensación de carne tierna y más elegante que el conocido calamar de playa.

- CHORRANDO REDES: normalmente hecho con bonito pero hoy el mercado recomendaba atún rojo escabechado en frío y con uvas de mar: sobre una crema de cebolla morada unas lonchas de un atún de muy buena calidad y que a la vista parece crudo pero tiene un sutil escabeche suave que me recordó al líquido de la ostra. Muy bueno.

- EL RANCHO DE LOS MARINEROS: Sopes Rosellades, pulpo, huevo y caldo de pescadores: se trata del rancho de comida del barco hecho con los pescados cogidos en esos días para hacer la base de caldo, con pulpo, huevo a baja temperatura y unas migas negras hechas con pasta choux con tinta de calamar, lechuga de mar, puntitos blancos de allioli y se termina con el propio caldo de cocción de los pescados. Una pasada de sabor en el plato. Quizás el de menor elegancia a la vista pero con un sabor marinero destacado.

- EN LA TRÍA DEL PESCADO: Popieta de Pintarroja con almidón de arroz y cangrejo blanco de Benicarló: la pintaroja es un pequeño pez de la familia de los tiburones en el Mediterráneo y por tanto con poca salida comercial pero sí muy propio de quedarse en el llamado "rancho" para los marineros que consiste en los pescados de descarte (no hay para hacer cajas para vender en lonja porque son unidades aisladas que se pescan), se pela, se filetea y se prepara la clásica receta de popieta francesa de lenguados pero aquí se hace con este escualo, y se prepara enrollados los filetes sobre una crema del pequeño cangrejo blanco de la zona y terminado con el arroz y a modo de palomitas de maíz.

- LLEGANDO A PUERTO: Chufa regaliz y cardamomo: tres productos separados para mezclar en el momento de comer juntos consiguiendo un buen equilibrio entre ellos estando presentes pero sin apagar a los otros. muy equilibrado y complejo sabor de la mezcla. La presentación bajo una espuma es más complicada en la parte visual pero profundizando la cuchara es todo sabor y en especial el helado de regaliz.

- SUBASTA EN LONJA: "Costa Azahar": postre integrado por crema de limón, crumble de naranja, cuajada de romero, AOVE, lavanda y cítricos locales forma un conjunto con un punto cítrico muy presente sin excesos de intensidad; se emplata con una tierra de naranja y bajo ella una crema de limón con unos dados blancos de la cuajada de romero y otros de gelatina de lavanda, germinados de mandarina, nieve de AOVE y flores de mini tajetes. Todo el campo de la Comunidad está representado.

Todo ello emplatado en una vajilla de alto nivel de origen en la provincia de Madrid. La cocina con profundidad de sabores y caldos y la dificultad añadida de producto solo de mar y de la costa propia que ha llevado a merecidos premios y reconocimiento de las dos principales guías gastronómicas. Durante la comida muy buena interacción en los comentarios con el chef y la sommelier y una agradable despedida, foto incluida.

Para beber compartimos, aparte de agua sin gas, un Casar de Burbia 2021 godello barrica (46€), un muy buen godello con suficiente cuerpo y algo de evolución en botella para aguantar todos los platos; su servicio fue académicamente perfecto, sin apretar en el llenado de copas y siempre a buena temperatura. La carta de vinos superextensa con gran variedad de DOs y amplitud de rango de precios aunque el sobreprecio me parece excesivo (x 3)

Acabamos con unos excelentes cremaets magníficamente presentados aunque demasiado ligeros de canela y corteza de limón para mi gusto; fueron acompañados de los petits fours consistentes en una trufa casera de chocolate, chocolate blanco y maracuyá -para mi el de sabor más conseguido-, chocolate y te verde y una almendrita de chocolate blanco.

Un poco alta la música de fondo que a veces dificulta entender las explicaciones dadas a pie de mesa aunque la insonorización está bien conseguida a lo que ayuda la amplia separación de mesas y, en el día de hoy, la poca asistencia.

 

  • desamarre1

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  • desamarre2

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  • todo a baordo

    todo a baordo

  • chorreando redes

    chorreando redes

  • el rancho

    el rancho

  • en la tria

    en la tria

Oí hablar de Raúl Resino y de su restaurante por primera vez cuando su labor fue reconocida por los inspectores de la Michelín en el año 2016, les soy sincero. Nunca antes había leído o escuchado referencia alguna sobre este cocinero nacido en Madrid y afincado desde hace tiempo en la localidad castellonense de Benicarló. Me informé al respecto y me llamó poderosamente la atención su propuesta gastronómica fundamentada exclusivamente en el mar y en sus productos. Con el parón obligatorio impuesto por la pandemia y las restricciones asociadas a ésta he tenido que esperar seis años para encontrar la ocasión de viajar hasta allí y conocer de primera mano qué es aquello que le ha llevado al éxito.

El restaurante se sitúa en los bajos de una finca de viviendas y no goza de las maravillosas vistas que sí ofrece la fachada marítima de la ciudad o el extenso paseo marítimo que une las poblaciones de Benicarló y Peñíscola. El local se divide en varios salones pequeños los cuáles no alcancé a conocer. En nuestro caso estuvimos solos en una sala con cuatro mesas, pero tengo constancia que hubo más comensales ese día en el pase de mediodía. Decoración en tonos oscuros y uso un tanto excesivo de la madera que dota de calidez al espacio y evita una poco deseable reverberación sonora, pero que queda un poco recargada. Excelentes el mobiliario, copas, vajilla…

El restaurante ofrece una única opción en fines de semana. El menú degustación (86,00 €) lleva el título de “rancho marinero de los pescadores” y se compone de siete aperitivos, cuatro únicos pases salados, un prepostre, un postre y los petit fours:

- DESAMARRE: primer pase de aperitivos de se compone de una rica crema de cigalas infusionada con lemon gras (apenas se percibía el matiz cítrico de éste pero notabilísima la carga sápida de la crema), caixeta 50º (un molusco típico de la zona que vendría a ser un bivalvo entre una navaja y una almeja de sabor fuerte y persistente), sepionet de la punxa encebollado (excesiva la parafernalia en la que se presenta un bocado tan pequeño) y una conseguida mantequilla de anchoas con pan de masa madre. Se sirve también aceite de los olivos milenarios de La Jana, una población cercana.

- CHORRANDO REDES: segundo pase de aperitivos formado por el boquerón de la luz (tipo de pesca) escabechado en frio y albardado en lechuga de mar (muy notable el escabeche),  un guiso de antiguos marineros Benicarlandos a base de pulpo y garbanzos (potente y reconfortante) y el profiterol marino de brandada de pez Ballesta (de ejecución técnica y textura incontestable).

- TODO A BABOR: Bisque frío espumoso de galeras y graten de galeras. Quienes conocen la galera saben de su enorme potencial sápido y la tradición de usarla como crustáceo de descarte para caldos y fondos marinos. Raúl eleva la categoría de ésta consiguiendo un conjunto sorprendente en su presentación y muy placentero al paladar.

- EN LA TRÍA DEL TRASMALLO: Langostino en salazón con hinojo, jugo marino, huevas de pez volador y ramallo de mar. El plato es muy vistoso y su presentación no merece crítica alguna. El langostino, pero, nos supo a poco. Desconozco si se debió al calibre del mismo (no excesivamente grande), al trato en cocina (muy poco, realmente, lo cual se antoja adecuado) o al resto de ingredientes que complementan al crustáceo pero fue un plato que no alcanzó las expectativas generadas.

- LLEGANDO A PUERTO: Momento del menú que incluye dos pases: un arroz cremoso de navajas  con pez araña (ración generosa, buen punto, excelente carga sápida y bonita presentación) y el rape tibio semicurado en all i pebre blanco que otra vez pecó de falta de pegada. Un conjunto elegante, bien estructurado pero del que uno espera una carga sápida mayor.

- SUBASTA EN LONJA: Pase compuesto de un prepostre (Manzana verde, kiwi, limón, y estragón) y el propio postre (Cremoso de chocolate blanco con mosaico de cítricos locales y maracuyá). Refrescante y más provocador el primero y muy rico y ligero el segundo. Nos gustaron ambos.

Tomamos unas cervezas a nuestra llegada y procedimos rápidamente a la elección del vino. La carta es extensa y muy interesante. Los precios son razonables y se pone el punto de atención en el apartado de vinos blancos. Ante nuestra elección, quien parece actuar como sumiller nos propuso probar algo similar pero con el aliciente que no lo conocemos. Se trataba de Artigas, un vino del Priorat elaborado a partir de uva macabeu, garnatxa blanca y Pedro Ximenes. Nos gustó mucho. La decepción nos llegó en el apartado de vinos dulces. Cuando pedimos la carta para elegir uno de ellos, nos informaron que no tienen carta y que tampoco trabajan con vinos dulces. Sólo nos pudieron ofrecer una moscatel de Cádiz que no estuvo mal. Es un aspecto que deberían mejorar en un local de la entidad de éste. Hubo cafés y unos licores para rematar la comida, aspecto que debe tenerse en cuenta a la hora de analizar el precio final.

Como conclusión solo decir que nos pareció un menú un tanto corto por el precio que se paga. Siendo el producto marino la base de éste, y dadas las pocas propiedades saciantes del mismo, se echan en falta un par de pases más. La cosa queda medio solucionada con la generosidad con la que se sirve el pase de arroz, pero uno sale de allí con ganas y capacidad de probar algo más. El personal de sala estuvo bien en general aunque hubo un par de detalles que denotaron cierta falta de profesionalidad y que empañaron un tanto lo que se entiende por un servicio impecable. En fin, un lugar muy recomendable si se es o se está de vacaciones por la zona, pero que no sé si reúne aquellas exigencias que lo convierten en un lugar que merece desplazarse hasta allí.

Cena en pareja en uno de los dos restaurantes monoestrellados de la provincia de Castellón. Dos salones sencilla y modernamente decorados albergan entre ambos a una veintena de comensales, aproximadamente, en mesas suficientemente separadas, bien vestidas y con el menaje a la altura de lo esperado.

Actualmente ofrecen únicamente un menú degustación por 53 €, enfocado al mar y compuesto por cinco aperitivos, tres entrantes, plato principal, prepostre y postre.

Al comienzo, pan artesano de masa madre y harina ecológica para mojar en aceite de olivos milenarios de la variedad farga, autóctona de la zona.

Empezamos con los aperitivos: caldo de pescado con algas y miso, bisque frío de espumoso de galera, croqueta morellana de mejillón, boquerón escabechado con alioli, y mantequilla de anchoa.

Fuera del menú ofrecen algunas sugerencias de las que tomamos a continuación una ostra rizada del Delta del Ebro con granizado de cava y lima, y puré de mango, y una espardeña sobre pil-pil marino.

El primero de los entrantes fue un langostino templado en su jugo al té rojo acompañado aparte del caldo de la cocción. Seguimos con una crema de cigala infusionada con lemon grass y servida sobre quinoa con algas. Los entrantes terminaron con un suquet de huevo a baja temperatura sobre cremoso de patata con espagueti de mar y salsa marinera de miso.

Como plato principal, merluza sobre puré de apio nabo acompañada de escabeche de pimientos, bolitas de patata y alga codium.

El prepostre consistió en agua de Valencia de yuzu en forma de sorbete, y de postre, cremoso de chocolate blanco con maracuyá, tierra de naranja y cítricos (limón, naranja y kumquat).

Finalizamos la cena con los petit fours: horchata de arroz con leche, trufa de chocolate y polo de gin-tonic.

Todo lo comido estuvo a un gran nivel, excelentemente elaborado y presentado. Una cena espectacular.

Aunque ofrecen dos opciones de maridaje, con cuatro o seis vinos a 6 € cada copa, elegimos de la extensa carta un elegante Champagne Veuve Clicquot (66 €) que nos acompañó muy bien durante todo el menú. Con los postres seguimos la recomendación y tomamos una copa (5 €) de Misterio Orange, vino naranja del Condado de Huelva a base de moscatel de Alejandría y zalema a partes iguales, estupendo con los cítricos.

El propio Raúl Resino se encarga de parte del servicio, eficiente, cercano y simpático.

PICA PICAS - Caldo de betas y miso con algas wakame - Mantequilla de anchoas - bocabits de algas AMOUSE BOUCHE - Mejillones del terreno en su jugo -Bisque frio espumoso de Galera - Boquerón de la luz en vinagreta de frambuesa -Brandada de Bacalao con chili Dulce - Pa amb tomaquet con sardina escabechada en frío MENU Crema de cigalitas de Sant Carles de la Rapita infusionada con lemón-gras, y boulgur marino ************** Langostino en salazón con hinojo, jugo marino, huevas de pez volador y Ramallo de mar ************** Pescadilla, tubérculos, y su “NAGE” de vegetales y cítricos ************** Guiso de antiguos marineros Benicarlandos, de pulpo y garbanzos actualizado ************** Caballa marinada con licuado de almendra marcona de Albocasser ************** Caixetes preparadas al limón ************** Arroz tibio de remolacha agridulce ************** Suquet de Gatet de mar en marinera de miso, con espagueti de mar y cremoso de patata ************** Agua de Valencia de yuzu ************** Cremoso de chocolate blanco, con mosaico de cítricos locales y maracuya.

Tomanos cava, vino tinto y vino blanco por recomendación del somelier, la presentación de los platos nos encantó y la comida más. El servicio de la sala muy bueno y atento,  y Raúl muy amable al salir a posar para la foto. 
El local bien, se queda un poco pequeño de espacio pero se está comodamente.

Y por poner un pero le tocó al café, estaba bien pero no a la altura de la comida, en fín, es un tema en el  que pecan muchos restaurantes, es el petit four líquido más sabroso y hay que tenerlo en cuenta.

MUY RECOMENDABLE.

 

 

 

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