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Bierzos 2001: Una cata horizontal a ciegas.

En el restaurante Jaleo, nuestro lugar habitual de tapas en Washington, un grupo de seis catadores (de ellos tres sumilleres españoles) llevamos a cabo una cata horizontal a ciegas de vinos de la D.O. Bierzo, todos de la añada 2001.

La añada 2001 ha servido como impulsora de esta prometedora Denominación de Origen. Alvaro Palacios, después de varios años desarrollando sus viñedos y elaborando “Corullón” y “Bierzo” desde 1999, ha introducido sus nuevos vinos de pagos en la añada 2001: San Martín, Las Lamas, La Faraona y Moncerbal. 2001 es también la primera añada de Paixar, un proyecto auspiciado por Alberto y Eduardo García y los directores de Luna Beberide. De otro productor, Dominio de Tares, premio a la “bodega del año” concedido por Verema.com, teníamos para la cata no sólo un vino de pago “P.3” (Pago 3) sino también el Dominio de Tares Cepas Viejas, ganador de una amplia cata a ciegas llevada a cabo por el periódico El Mundo. También estaba incluido entre los mejores 100 vinos de la revista Wine Spectator.

Nos pareció apropiado elegir sólo nueve vinos, de manera que los caldos, dada su alta calidad, pudieran ser disfrutados además de catados. El criterio de selección era que los vinos fueran de la D.O. Bierzo, con Mencía como uva de elaboración. Esto nos apartó de otros productos de calidad, como aquellos de Luna Beberide. Muestras anteriores de vinos de mencía de precio inferior nos hizo pensar que éstos podían ser eliminados de la cata sin que desviara el resultado para descubrir cual era el mejor Bierzo 2001, aunque su calidad/precio sea también buena en su rango de precios.

Los vinos fueron servidos a ciegas y decantados por un periodo de tiempo mínimo de una hora. Los vinos fueron catados por orden consecutivo, con comentario de los participantes y analizándolos comparativamente entre ellos durante las tres horas que duró el proceso. Finalmente cada catador votó por sus tres vinos favoritos.

Notas de cata

Vino Número 1. Un impresionante comienzo para tan prometedora cata. El vino desprendía un aroma sensual y delicado a frambuesa y casís en la nariz, acompañado de violetas y aromas a café. En boca se percibía concentración y mucho peso de fruta agradablemente equilibrada con acidez. En resumen, el vino se caracterizaba por su elegancia y equilibrio entre la jugosa fruta y las frescas sensaciones minerales. Aunque la estructura del vino era impresionante, esto no impidió su disfrute. Después supimos que se trataba de Dominio de Tares “P.3”.

Vino Número 2. El segundo vino mostró menos concentración que el anterior, con aromas menos complejos y un bajo nivel de estructura no esperada para un vino tan joven. El paso por boca fue débil y las sensaciones de madera se mostraron como las menos atractivas de todos los vinos catados, con unas notas de mantequilla muy pronunciadas. Tampoco aparecieron las características sensaciones minerales tan esperadas en estos vinos. No obstante, la fruta que percibimos era muy madura y relativamente simple, lo que nos hizo pensar en un vino de un nivel más alto que un simple vino de mesa. Dominio de Tares "Cepas Viejas".
 
Vino Número 3. La nariz de este vino se mostró muy tímida al principio, con cerezas, arándanos y toques a regaliz y hierbas de monte frescas. En la boca, este tercer vino tenía la mineralidad que poseen los buenos vinos del Bierzo, no sólo en el posgusto sino también en el paladar medio. La fruta no se notaba muy madura, sino acompañada de cierto verdor. Una interesante combinación de balsámicos y chocolate amargo potenció la escasez de madurez de la uva. De hecho, el vino hizo pensar en un buen Chinon del Valle del Loira. Se trataba del "Corullón" de Descendientes de José Palacios.
 
Vino Número 4. ¡El vino estaba corchado! De las menos de 2.000 botellas producidas, precisamente ésta tenía que estar infectada de TCA. Era el "San Martín" de Descendientes de José Palacios.

Vino Número 5. La nariz del quinto vino recordaba a cerezas maduras y regaliz. El paso por boca de este vino de medio cuerpo era extraordinariamente equilibrado, con notas de arándanos y minerales. Quizás un poco amantequillado, el vino se caracterizaba por su armonía. La mano de un avezado enólogo era palpable, aunque el vino estaba algo falto de personalidad. Descendientes de José Palacios "Las Lamas".

Vino Número 6. Un vino que derrochaba personalidad al primer contacto con los sentidos. La nariz ofrecía confitura de moras, violetas y regaliz. La enorme concentración de fruta se percibía durante todo su paso por boca, acompañada de minerales, torrefactos y taninos dulces, denotando redondez y multitud de capas. Sin embargo, la percepción era más aguda en el paladar medio que al comienzo o final del mismo, con lo que el posgusto se hacía algo corto. Todo el grupo coincidió en apuntar que el vino mejoraría con un poco más de tiempo en botella. La increíble concentración de fruta hacía recordar a los poderosos cabernets Californianos, aunque la sensualidad del vino lo posicionaba en el Viejo Mundo. Descendientes de José Palacios "La Faraona".

Vino Número 7. Aunque no tan impresionante como el vino anterior, también denotaba personalidad y poderío. Los componentes organolépticos se asemejaban a su predecesor, aunque más fresco y largo en boca, sin tan gran concentración. El vino se asemejaba más al vino número 5 en elegancia, aunque más complejo y concentrado en fruta negra, chocolate amargo, mentolados, piedra caliza y taninos finos. Descendientes de José Palacios "Moncerbal".

Vino Número 8. Este vino, a pesar de no tener defectos, se percibió a un nivel de calidad inferior al resto de los vinos catados, menos concentrado y más simple. Destacaba la frambuesa, el ligero chocolate amargo y las notas de regaliz. Mineral en el paladar medio, aunque menos obvio que en los anteriores. Descendientes de José Palacios "Bierzo" (Entendemos que el 2001 "Bierzo" pudo haber sido elaborado solamente para el mercado de exportación, pero se incluyó en la cata debido a su gran calidad por el precio de $25).
 
Vino Número 9. El vino con más color y capa de todos, parecía que los aromas estuviesen ocultos, con trazas de picotas, cerezas, chocolate amargo, regaliz y mina de lápiz. En su comportamiento en boca, el vino se mostró sorprendentemente diferente. Poderoso desde el primer contacto hasta el final, fue el vino de posgusto más largo. La sucesión de capas de aromas en boca era inagotable, con marcada fruta negra, cuero y minerales. Parece interesante mencionar que todos los catadores percibimos elementos característicos de la cabernet sauvignon; también fue confundido por un Priorato del 2001. Era el Paixar.

Y el ganador es…

1. La votación fue unánime con respecto al mejor vino de la cata: la totalidad de los seis participantes nominaron Dominio de Tares P.3 como el que más había gustado.

2. Cuatro de los seis participantes nominaron Paixar como el segundo mejor vino, así como un tercer voto al tercer mejor vino. Por lo cual, Paixar ganó claramente el segundo puesto.

3. Los votos al mejor tercer vino estuvieron divididos entre La Faraona y Moncerbal, con una ligera inclinación hacia La Faraona. Tres participantes votaron Moncerbal como mejor tercer vino y dos votaron a La Faraona, aunque éste último recibió también un voto como mejor segundo vino.

Observaciones Finales

Nuestra impresión fue que todos los vinos denotaron gran calidad, lo cual no es sorprendente si consideramos que en su mayoría fueron elaborados de cepas muy viejas, algunas de ellas con más de cien años, y seis de ellos son producto del reputado Álvaro Palacios.

Unas de las características generales es la pronunciada mineralidad que no es asociada a menudo a los tintos españoles.

Un comentario sobre los vinos de pago de Álvaro Palacios: aunque uno de los cuatro vinos estaba desafortunadamente corchado, los tres restantes demostraron claramente personalidades distintas y cautivantes en la cata.
 
Finalmente decir que estos vinos son aún bebés. Cada uno de los catadores coincidió en pronosticar un futuro prometedor para todos ellos, de acuerdo con sus gustos personales. No nos cupo duda, de hecho, que los de más calidad evolucionarán de manera positiva con el tiempo, y que nos encantaría volver a catarlos en los próximos siete u ocho años. Desafortunadamente, muchos de los vinos son tan escasos (por ejemplo la producción total de La Faraona son dos barricas) que repetir esta cata horizontal dentro de ese tiempo puede que sea irrealizable.
A pesar de que esta cata sea imposible en el medio plazo, nuestra cata predice un futuro muy prometedor para estos vinos tan llenos de la personalidad del terruño del Bierzo.


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