Rojo rubí, ribete ligeramente atejado, capa media.
Nariz de media intensidad y de corte marcadamente clásico y tradicional. No engaña. Notas de una fruta roja licorosa, un ligero apunte balsámico, trazas especiadas, mueble viejo, hojarasca, piel curtida, tabaco de pipa, granos de café. Con ese aire otoñal de los buenos vinos del 73, con el encanto de lo decadente.
En boca se muestra fino y armónico, con una acidez todavía fresca y marcada, un paso liviano pero bien balanceado y un final donde muestra de nuevo su clasicismo, dejando sensaciones especiadas y algo granulosas, con un tanino todavía vivo aunque ya muy bien integrado. Persistencia media.
Este vino causó una grata sorpresa en la quedada de viejunos de enero y ahora de nuevo ha vuelto a demostrar su clase confirmando el buen hacer de La Rioja Alta y de una añada tan destacable como el 73. Hay que dijo que era “muy borgoñón”, algo que me hace pensar. ¿No será que los Borgoñas son muy riojanos? ¿Qué fue antes, el huevo o la gallina? Interesante debate…

Bebido con amigos hace unos cuantos meses. En aquella ocasión nos pareció borgoñón y misterioso.
Lo compramos esta vez por su excelente conservación de etiqueta, su nula merma y su gran entereza de color. Sin embargo, al abrirlo, el corcho se deshace y no conseguimos acabar de sacarlo.
Los aromas en un principio muestran pereza, habrá que esperar al menos doce horas para que la nariz se ordene y adquiera un carácter asentado y firme. A partir de ese momento, es cuando empezamos a disfrutarlo. Flores marchitas, fruta negra, sangre, canela, humedad y piedras.
En boca lo hemos notado algo titubeante. Iba y venía. Conservaba acidez pero no terminaba de confirmar su raza. Ciruelas, cartón mojado y mineralidad.
Final terciario.
Un Arana que nos ha dejado con ganas de más. Sin defectos para hablar de un vino de más de cuarenta años, pero inconsistente y con escasa energía. No puntúo.

De color rubí marronoso de capa media, oscuro, con bastante turbidez y una cantidad poco habitual de precipitado en la base de la botella. Mate, sin brillo, tímidos reflejos anaranjados. Ribete completamente atejado, muy amplio, con marcada diferencia respecto al menisco.

En nariz se muestra inicialmente distraído, sin mucha intensidad, necesitado de airearse aunque sin problemas de tufos ni excesos reductivos. No tarda en abrirse, confitado, de enorme madurez y de factura muy La Rioja Alta, extremadamente clásico: maderas envinadas, especias dulces, vainilla, cueros viejos, tabaco inglés y un punto de cuadra que no desaparece en ningún momento. No va a mucho más pero deja la impresión de estar ante un vino entero y aposentado, muy en la línea de los tintos "otoñales" del 73. Tras un par de horas van saliendo apuntes de fruta roja reducida, pimienta ahumada, corteza de maranja y finos térreos, hojarasca, monte umbrío, corteza húmeda.

En boca es grueso y hasta algo abocado, sabroso, con un punto de dulcedumbre que contrarresta su buena acidez. Viene acompañado de una cantidad interesante de fruta reducida, fresca y confitada, y una batería de especiados (canela, nuez moscada, vanilla). Los taninos están aún ahí, presentes. Quizás no alcance el nivel de los mejores Viña Ardanza y diste en mucho de los 904 GR pero se bebe con gran placer.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/12/vina-arana-1973-reserva.html

A pesar de no presentar un buen aspecto dada la turbidez que muestra, si pasamos este aspecto por alto el vino esta de película.

Vista: teja de tonos marronáceos,turbio.

Nariz:Buena intensidad,recuerdos de baúl viejo,cueros,dulces especias,fruta roja madura,piel de naranja.

Boca: Lo mejor de todo sin duda,absolutamente delicioso,goloso,buena acidez y con un final largo que evoca restos de rica compota y canelas.

Delicioso en una palabra.