Cata de una noche

La botella misterio número 11 (sin ser de bronce)
quiso que le rogara,
Y tuve que buscarla guitarra en mano, un día de lluvia
en el rincón más oscuro de la tarde de un polígono encharcado
para cantarle y descorcharla:

pero no hubo flechazo

(para mi que llegó mareada)

y eso que tras abrirse traía violetas…
aunque algo mustias,
y eso que su fruta era golosa. Pero metálica.
-guindas robot oxidadas en licor-

y eso que su madera…
su madera no era tan fina, para que negarlo.
Y eso que se había perfumado
de pizarras especiadas.

Y en la boca ahora mi boca fue invitada

pero tampoco hubo flechas

y eso que su entrada parecía fresca
si bien, tan liviana.
Y eso que parecía su acidez pícara…

pero su recuerdo fue tibio.

Y eso que volví a tomarla, o me volvió a tomar,
volvimos a tomarnos

y tras un rato en la copa
ya los dos pensábamos en otros, en otras.

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