Mi última botella, a llorar

No me quedan más.
Pero es de las que volvería a tener en bodega.
Perdón, en nevera.
Sigue rico, en un momento óptimo de consumo. Con unos colores llenos de vida y como notas nuevas encontré unos aromas muy ricos cremosos de lavanda y ciruela negra.
Hay que repetirlo.

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