Hoy estamos ante uno de esos vinos que imponen respeto, un viejuno riojano ni más ni menos que de la mítica añada del 64. Crianzas de antaño, con un año en grandes tinas de 32.000 ls, más 4 años o 4 años y medio de crianza en barricas de 225 ls, y otros dos de botella en los calados, ahí es nada. Nivel de líquido más que aceptable, justo en la base del cuello, unos dos cms por debajo del corcho. Etiquetas muy bien conservadas. Abrimos la botella con el abridor de lamas tras cuatro días de reposo en posición vertical. Se nos partió un pequeño pedacito del corcho (tintado al 100% de su longitud) de su parte inferior. Tras una hora abierto servimos a 17°C para proceder con su valoración.

VISUAL: Presenta un color rojo cereza bastante anaranjado ya, con el ribete muy amplio en tonos teja y ocre. Muy luminoso, con poca turbidez y con escasas lágrimas gruesas, densas y transparentes. Denota su edad (88).

OLFATIVA: En primer término aparecen notas de flor marchita, de fruta escarchada (orejones) y algo de ciruelas pasas. Agitamos y nos vienen toques de corteza de naranja, especiados dulzones de vainilla y canela así como recuerdos de montebajo mediterráneo. Al rato encontramos un curioso toque de castañas asadas, asomando más tostados de la barrica. En la pátina terciaria surgen apuntes de duelas envinadas y guindas en licor junto con algo de madera y sutiles atisbos de tabaco inglés. Al final los descriptores viejunos, desván, polvorilla y naftalina. Y de la madera encontramos notas tostadas y un ligero recuerdo de ebanistería fina. Intensidad media y sensacional complejidad (92).

GUSTATIVA: Madre mía, parece mentira el punch que atesora. Mantiene una acidez descomunal, muy alta, con unos taninos auténticos que vienen de menos a más estructurando el vino. Paso por boca sedoso de entrada, muy suave, con esos taninos surgiendo desde el fondo, muy amplio y de cuerpo medio. Delicioso, con aromas retronasales de rosas marchitas, uvas pasas y regaliz. Post-gusto maravilloso, ligeramente carnosito, con notas de fruta muy dulzona, uva pasa, culís de fresa y mermelada de frambuesa, fruta roja, dulce y ácida a la vez. Con un final en donde la fruta llena la boca y aparecen notas licorosas de duelas envinadas, roble y alcohol conjuntamente. También asoman apuntes de tabaco y cuero curtido. Una maravilla este 64. En su contraetiqueta pone vino de crianza, en su etiqueta frontal pone reserva, pero obviamente se trata de un gran reserva con esos 5 años de madera y dos de botellero. Descomunal, la mejor añada del s.XX, no falla casi nunca. Me rindo a los pies de estos vinazos pues nos hacen apreciar cada día más la delicadeza y lo maravilloso de su estado tras 57 años. Brutal, disfrutando como un niño (94).

La RCP en esta ocasión fue excelente pues pudimos conseguir esta joyita por16.50 euros, chollete ):

MARIDAJE: Abrimos la botella con un solomillo de cerdo al tomillo en salsa de frutos rojos con papas chaucha y all-i-oli y nos lo terminamos al segundo día con nuestro habitual surtido de embutidos ibéricos de los lunes. Espectacular con el jamoncito y con el queso curado, una combinación sublime en donde la frutosidad y la sedosidad de nuestro vinazo resultan perfectas en compañía de las notas grasas, cárnicas y lácteas del platito. Cómo lo disfrutamos amigos!!

VIDEOCATA:  https://www.youtube.com/watch?v=XvWODYZWPjo

Salud-os!!

Rojo cereza de media capa con ribete ocre teja. Nariz riojana bajo elegantes matices terciarios que dotan a la fruta roja madurita de este vino de especias, naranja pocha, anisados, romero, monte bajo, regaliz, cueros curtidos, betún y un matiz que recuerda a la aceituna negra. También hay cajón de especias, champiñones y tierra de maceta. En boca es rico, levemente amargoso desde el ataque, hay frutillos del bosque sobre notitas de confitura, pero también de canela y vainilla que le dan un toquecito dulzón similar al del pastel de frutas horneándose. En el paso es amargoso, vegetal, especiado ( pimienta y nuez moscada ) con matices torrefactos y de regaliz negro. Evoluciona muy bien hacia un posgusto con cierta persistencia para la edad del vino y que traslada notas terciarias, frutales y vegetales en retronasal, con tueste de carbón. Franco Españolas es una bodega que no defrauda en sus añadas más viejas, y este vino es un buen ejemplo de ello. Un vino compacto, entero, elegante, bien vestido y con el paso firme de unos mocasines negros usados, pero bien engrasados en betún. Precisamente esa nota torrefacta y tostada se acopla en casi todas las fases de la cata de este magnífico vino. El posgusto es una delicia, me recuerda al sabor que te dejaba, cuando eras pequeño, el auténtico café de puchero.

El vino se muestra algo turbio, su color tiende a teja.
La nariz es sencilla, notas licorosas, recuerdos a cueros, cacao y raíces como bien se ha señalado.
En boca entra sedoso, aún bien vivo, sensaciones ligeramente golosas, mantiene finura y elegancia así como buena estructura, final de buena longitud que nos deja claras sensaciones a cacao.
De buen beber, buen compañero de añada mítica en Rioja.

- Si.
- Color rojo, capa media, ribete teja.
- Musgo, raices, chocolate.
- Suave, largo.
- Parece que la rotundidad de los riojas viejos al cabo de tantos años hay que agrecersela a la mazuelo y la acidez que aporta....cosas que aprende uno, cuando se asoma al mar.
- A mi cada día me gustan más estos rioja; uno vuelve a sus inicios.