Unos días más tarde, la pudo colgar.

Bueno, un vino que pude catar el domingo después de la orgía portuguesa y que me dejó un pelín frío.

La presentación es buena, con una botella sencilla, un corcho de calidad, una etiqueta moderna, con tipografía estilo periódico y una contra con la información justa.

En copa es brillante, de capa media-alta, un ribete con toques violáceos y sorprende por su color, siendo no muy cerrado, con poca extracción, pero untuoso, glicérido, con una lágrima densa y abundante que tinta la copa. Al agitar aparecen ciertos sedimentos, aunque en líneas generales es un vino limpio.

En nariz ha frutas rojas, toques lácteos nada más descorchar, con yogur de moras, laurel, regaliz, tabaco rubio, notas como de laca de uñas, carne y toques de sangre y alcohol. Poco a poco surge la pimienta negra, el clavo, perfume de flores, cacao puro, notas secas, de madera y ciertos apuntes vegetales. Ya más hacia el final, la fruta se empieza a compotar y tiene un carácter más goloso.

La boca comienza con una entrada seca, con el tanino rugoso, la fruta roja con apuntes ácidos, como cítricos. La madera y los balsámicos están bastante presentes, a pesar de tener un paso por boca ligero. Cacao en polvo, flores, pimienta negra... Tiene buenos matices y amargores.

Se abre poco a poco aparece ese yogur de frutos del bosque ligero, aunque tiene notas astringentes, con un retronasal más suave y especiado. Notas vegetales y buena acidez.

Le falta botella a manta!

 

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