Ocho días después.

Casualidades de la vida, ahora encuentro este espumante en casi todos los sitios donde venden vinos, o han producido muchas botellas o todas se las han traido a los pueblos limítrofes con Badajoz.

Sigue, lógicamente, con las mismas sensaciones que se indican más abajo y que yo bien las valoro y considero. En esta ocasión sirvió para acompañar a unos postres especiales que "se inventó" mi santa y que fueron un veradero acierto.

Rico, aunque con algunas carencias.

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