Tiene mucho encanto el local, a la vez que acogedor. Un par de vinitos acompañado de humus. Muu agradable, para volver y explorar mas la carta

Parada y fonda en la ciudad de Cuenca de camino a la costa alicantina.
Tras mas de 5 horas de coche y el paseo por la ciudad con las fotos de rigor, la verdad es que apetecía cenar algo de manera informal.
Buscando un restaurante de forma aleatoria, nos hemos topado con una calle peatonal con una amplia oferta de bares y restaurantes y sus terrazas correspondientes, estando estas últimas casi a rebosar debido a la estupenda noche que hacía.
Así que en la primera que hemos visto una mesa libre, allá que nos hemos sentado.
Las mesas y sillas son de plástico y el mantel de papel.
Servicio correcto, bastante tenía el camarero con atender al resto de mesas
Pedimos unas cañas mientras ojeamos la carta y al final nos decidimos por las especialidades de la casa que nos había aconsejado el camarero.

- Bacalao especial de la casa, 14€, se trataba de trozos rebozados de bacalao, muy jugosos, con un excelente rebozado y punto de sal, al menos conté una docena de piezas.

- Pulpo a la plancha, 12€, cuatro tentáculos de buen tamaño quizás un pelín pasados de punto para nuestro gusto, pero aún así muy rico, se presentaba con su patata panadera, aceite y su pimentón.

- Huevos con jamón, 12,40€, presentados en sartén, ni mas ni menos que cuatro huevos fritos, con sus patatas fritas caseras y sus buenas lonchas de jamón, que sin ser ibérico, la verdad es que no desmerecía.

Por supuesto, no quedó hambre ni sitio para los postres.
En el tema del vino, tenían una escueta carta con referencias de la zona y los típicos Riojas y Riberas, nosotros preferimos seguir con las cañas.
Pues eso, terracita agradable donde degustar unas raciones de lo mas considerables.