Viernes noche, cena con amigas, 11 en total con la intención de no movernos del barrio.
Nos decidimos a probar este restaurante que llevará alrededor de un año abierto y que está a tiro de piedra de casa.
Nos ofrecieron un menú por 15 euros, bebida no incluida, con 5 tapas a elegir, solomillo a la pimienta trinchado al centro y postre, y así quedó la cosa:
~ Ajoarriero. Servido en un bol y con los típicos saladitos plantados. Demasiado frío de temperatura y fuerte de sabor, pero junto con las Paulaners y el pan calentito, pues cayó rápidamente.
~ Ensalada de marisco. Consistía en gambitas, palitos de cangrejo, piña y mahonesa. Todo un clásico! Había hambre y entraba bien.
~ Croqueta de la abuela. De tamaño mediano, con un rebozado duro y grueso y con el interior a base de bechamel y tropezones de pollo. Simplemente correcta.
~ Calamar a la plancha con alcachofas. Todo troceado y con un picadillo de ajo y perejil, resultó poco vistoso pero de buen sabor.
~ Minihamburguesas. Más grandes y sabrosas de lo que esperaba y con bastantes ingredientes: tomate, lechuga, cebolla, mahonesa, queso, bacon y la hamburguesa. Lo dicho, me gustaron!
Luego sacaron el supuesto Solomillo a la pimienta trinchado, que no fue otra cosa que una base de patatas a lo pobre, con la carne previamente troceada antes de poner al fuego, con ajos tiernos, espárragos y una salsa picante. En fin, no era lo esperado, pero el conjunto resultó potable y como el resto de la cena... al final cayó, esta vez con algunas sobras.
De postre, en la carta aparecía Coulant de chocolate con helado de vainilla, pero para nuestra sorpresa nos sacaron Tarta de manzana con helado de vainilla. Al reclamar que eso no era lo que ponía en la carta, el camarero un tanto desorientado, preguntó en cocina y dijo que nos lo cambiaban por el coulant, pero como a la mayoría no pareció importarle por la velocidad en que metieron la cuchara, trajeron sólo un par que luego no nos cobraron.
Para beber, puesto que cuentan con tirador de Paulaner, tomamos bastante cerveza y agua.
Luego unos correctos cafés e infusiones, no incluido en el menú.
Comentar que sirvieron pan cuantas veces lo solicitamos. Era pan rústico rebanado que llegaba a la mesa calentito y que no cobraron aparte, lo que es de agradecer.
Cubertería, cristalería, vajilla y demás moderna y adecuada. Mesas en color pino vestidas con caminos desechables en color negro.
El local es muy nuevo y amplio. La decoración es un tanto minimalista, por lo que las paredes son en su mayoría blancas con alguna en color café. Los techos tan altos hacen que la insonorización no sea buena produciendo mucho eco y bullicio. Además de nuestra mesa, había 4 parejas más.
El servicio corrió a cargo de un único camarero joven que se ocupó de todas las mesas. Servir y retirar platos y poco más.
En definitiva, aquí en este barrio hay muchos bares donde comer un plato combinado o unas típicas tapas, pero no tenemos restaurantes. Queríamos conocer éste a ver qué tal y mi sensación es de un "quedarse en el intento", demasiadas cosas a mejorar, claro que también estamos hablando de 15 euros, tal vez me estoy haciendo más exigente, no sé, o tal vez las cosas por el mismo precio se pueden hacer mejor, con más mimo, con más pretensiones... Ofrecen menú al mediodía por 9'95 € y por la noche... pues ésta fue nuestra experiencia! A mí no me llegó.
Solomillo a la pimienta trinchado
Minihamburguesas
Ajoarriero
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