Comimos en uno de los salones que guarda esta taberna en su interior. Los entrantes en general bien (las verduras a la plancha normalitas, una ensalada de ventresca bastante ligera pero con buen género, un crujiente de alcachofas muy rico pero un poco pesado y un calamar a la plancha correcto.)
Segundos, pescados en general (bacalao, lubina, dorada...) Y si bien la manera de cocinarlo puede estar sujeto a interpretaciones (a mí el bacalao me pareció un punto pasado de sal) hay que decir que el producto era de primera calidad.
Postres, manzana asada (muy buena), tocino de cielo (también muy logrado) y tarta de chocolate. Infusiones.
2 botellas de Divus 2010 servidos a temperatura más que correcta. No pude ver la carta de vinos.
Como fuímos invitados, no pudimos ver la cuenta. Me imagino que no sería barato. El local necesita un repaso. No digo cambiar el estilo, ni mucho menos, que me parece apropiado, pero a las casas hay que darles una vueltecita de cuando en cuando.