El agradable entorno y la mesa frente al mar no son suficientes para explicar una subida de precios ya de por si caros, en especial si se pide algo de marisco.
Empezamos con unas ensaladas (correctas), calamar plancha y unas gambas asadas sobre patatas y pimientos que, aunque sea un plato un tanto curioso resulta agradable. Las gambas frescas y bien asadas; de tamaño medio.
De segundo un arroz de pescado y marisco ¡¡¡a 32 euros la ración!!! Detalles como este estropean la RCP de este restaurante y eso teniendo en cuenta que el arroz estaba excelente, con un contundente fondo de pescado y el grano en su punto de dureza. Ahora bien, el precio no se justifica.
Terminamos con fruta (algunos) y Greixonera (otros); típico postre ibicenco que consiste en una tarta hecha a base de ensaimada mallorquina (¡¡una bomba!!). Terminamos con cafés y GT.
La carta de vinos tiene una variedad aceptable a precios no muy inflados como los mencionados antes. Optamos por Arzuaga Crianza y Belondrande Lurton. El servicio consiste en descorchar y a veces dar a probar.
En resumen, restaurante para ir a comer o a cenar pero vigilando lo que se pide. De lo contrario hay sorpresas.

Era una fecha clave ya que coincidía con el aniversario de mis padres y con el cumpleaños de mi hermana y la verdad que acertamos. Hay que decir que había muchos camareros pero mediocre servicio, para cualquier solicitud había que hacer malabares para que vinieran a la mesa. La dueña se acercó al final y muy amable y cariñosa...

Pedimos de entradas dos ostras para cada uno y unos mejillones al vapor. Muy buenos los dos platos.

De segundo pedimos una lubina salvaje a la sal (fantástica) y dentón al horno (muy bueno). Ambos acompañados de unas patatitas fritas a rodajitas estupendas.

De postre un surtido de la casa muy rico.

El servicio del vino flojito.

Situado en una bonita cala y con un amable servicio merece la pena la visita. Se puede llegar por carretera o en barco pues disponen de un servicio de zodiac para recogerte a la hora de comer y devolverte tras la sobremesa.
La especialidad son los pescados y los mariscos. En nuestro caso (por aquello de no hacernos mucho "daño") nos limitamos a pedir un par de pescados al horno como plato principal.

Como entrantes tomamos:
-ensalada de la casa (salmón, espárragos, etc.) sin sorprender pero bastante bien.
-clochinas (buenas de sabor y de pequeño tamaño como corresponde a las de la zona)
-calamar a la plancha (muy bueno, en su punto)

De segundo los ya mencionados pescados para compartir. Fueron denton y mero, ambos bien cocinados y frescos con una sencilla guarnición de patatas, todo ello al horno.

Por último postres caseros de correcta ejecución. Mi brownie con helado muy rico.
La carta de vinos no es muy amplia (esto no deja de ser un chiringuito) tomamos un Arzuaga que estaba algo caliente pero se solucionó con unas cubiteras.
Para rematar la comida cafés y un licor de hierbas ibicenco muy suave, sin pasarse con el alcohol como ocurre a veces con estas bebidas.

Hay que destacar la amabilidad y diligencia de todo el servicio constantemente atentos al cliente. Igual traen un cojín para estar más cómodos en la silla que tienen previstos unos chales para poner sobre los hombros de los comensales cuando entra la brisa a media tarde.
Por resumir, ambiente agradable y buen servicio a un precio razonable (eso sí, sin tocar el marisco).

El mejor restaurante de Ibiza, por situación como por la gran calidad de su materia prima ( gambas rojas mediterraneas, imposibles de encontrar en otro lugar... ), es una experiencia única el comer gambas sobre un lecho de finas rodajas de patatas fritas.. ¡ hay que probarlo !. No olvideis de pedir jabugo ... es excelente...
Vino. una amplia carta de vinos, y muy bien presentados.
No es un restaurante de lujo, pero si un exclusivo chirinquito, mas por su precio y por su visitantes, que por su decoración, de hecho es un chirinquito en todo el sentido de la palabra. Precio medio 60€; sin pasarse...

Abierto mediodía y noche. Pecio medio 40.- euros. Un chiringuito situado en la Cala Virgen como también se le llama, de ambiente paradisíaco sobre todo las noches de Luna llena según nos comenta el camarero. La cocina está basada en productos ibicencos de calidad con escaso tratamiento culinario. Lo mejor el raro, la sirvia, la gamba roja y sobre todo la langosta, exquisita. Buenos embutidos. Y una extensa carta de vinos que sorprende, para lo que en principio es tan solo un cutre chiringuito de playa. Imprescindible reservar.