Por supuesto después de reservar con tiempo acudí a disfrutar este restaurante.
Bueno por lo menos esto si es un restaurante.
4 comensales
* Aperitivo por cuenta de la casa, una especie de gazpacho que gusto, hacia bastante calor ese día y se agradece.
* Tartar de atún jugoso con sabor, perfectamente ejecutado
* Morrillo de atún, sedoso al paladar muy jugoso, exquisito
* 1 Carabinero por barba, cocido perfectamente y muy jugoso, bueno como no soy mucho de comer la parte mas exquisita de estos crustáceos,
un compañero aprovecho y me cambio la cabeza del mio por el cuerpo de el suyo.
* 1 Bocinegro creo lo llaman en Cadiz, una especie de Pargo a la plancha muy jugoso y raciona abundante.
* 2 botellas Hacienda Monasterio crianza 2008
* Postres, cafés, licores y listo.
Resumiendo, un restaurante de verdad, al que se puede acudir sin miedo a fallar.
Dos años después (es pecado faltar) nos acercamos a cenar al restaurante.
Bonito salón, con detalles modernos, simpatía de los camareros, los de siempre, los de toda la vida... para hacerte sentir como es casa.
- aperitivo de maki sushi de atún: para ir abriendo boca.
- Sashimi de Lomo de atún: buena presentación, delicado, tierno, sutil, sabor suave, rico.
- Morrillo de atún a la plancha: lo mejor de la noche (y de la semana?). Perfecto punto, se deshacía en la boca, sabor, y más sabor. A diferencia del que comimos en el restaurante Antonio éste tenía el punto adecuado, y con él navegabas en el paraíso de los atunes... Pisto y puré de verduras para acompañar. De Fábula. De 10.
- Rodaballo: 0.650kg, la mitad. Bien sin tirar cohetes, parecía quizás que le faltaba un poco para terminar de estar "hecho", aún así seguíamos hablando del atún. Debería haberme pedido contramormo, pero era mucho atún... O no.
- bizcocho templado de chocolate. Bien presentado, cumplió. Ok.
- infusión,
- gramona imperial reserva 2007 (23€)
- agua con gas.
- cerveza de aperitivo,
San Campero, que poco te aprecian las guías y los reconocimientos,... Ese atún merece estar en el Olimpo de los sabores.
Fuimos a este restaurante dos veces en pocos días. Resumo la segunda de las visitas. De primeros tomamos una lasaña de atún: se trata de una especie de pastel de atún entre dos láminas de una gelatina, que nos pareció espectacular. El otro primero era Morrillo de atún a la plancha fantástico de punto y sabor. De segundo pedimos parpatana de atún, una parte del atún parecida al osso bucco pero más suave, y una rodaja de lubina que sirven sin espinas y pasada por la plancha lo justo. Despuñes tomamos cuatro postres, dos por cabeza: tocino de cielo, arroz con leche, flan de piñones y frutas asadas, todos espectaculares.
El servicio del vino es correcto, aunque la carta es fundamentalmente de blancos. Es un sitio al que volveremos en cuanto tengamos ocasión.
Aprovechando que a finales de agosto estuve en Cádiz, no podía desperdiciar la ocasión de acudir al que muchos llaman “El templo del Atún”, así que me presenté en Barbate.
El local te recibe con una gran terraza cubierta por una carpa para protegerla del sol. En el interior del local tienen una zona de barra con mesas y taburetes altos para degustar pinchos y otro apartado donde se ubica el restaurante puro y duro.
Aunque no suele ser mi estilo no había reservado previamente por teléfono, pero como uno es perro viejo, me adelanté a los acontecimientos y estaba físicamente en el restaurante a las 13,30 horas.
Sorprendentemente nos dejan elegir entre comer fuera o dentro así que sin pensármelo dos veces, como la temperatura era ideal, escogí la terraza exterior. Mesa vestida con mantel de tela, buena cubertería y copas normales para el agua. Del vino no puedo hablar ya que en esta ocasión no pedí.
Enseguida nos traen la carta que en cuanto te pones a leerla te abruma. El gran protagonista es el atún rojo salvaje de almadraba, llamado también “cerdo del mar”, por aquello de que en este restaurante aprovechan del mismo todas sus partes, presentadas de mil y una formas. En la carta también ofrecen ensaladas, mariscos, arroces, carne y pescado de la zona y hacen un guiño a la cocina oriental con Tatakis y Sashimis.
Como no nos aclarábamos, pedimos el comodín del camarero y nos dejamos aconsejar.
Comida para 4 comensales (dos adultos y dos niños pequeños), todo para compartir:
1- Aperitivo a cuenta de la casa: para los adultos dos sardinas marinadas muy muy ricas, se deshacían en la boca. Para los peques dos croquetas de pescado (no recuerdo qué pescado), rebozado crujiente por fuera y melosas por dentro. No quedó nada.
2- Gambas blancas cocidas (250 gr.): Frescas de verdad, cocción perfecta. Simplemente exquisitas. Sin miedo a equivocarme las mejores que he comido hasta ahora. (22,50 €).
3- 1/2 ración de Combinado de almadraba en aceite: Pese a ser media ración, la cantidad era considerable. Presentado en una bandeja con diferentes compartimentos conteniendo cada uno de ellos diferentes partes del atún marinadas, en escabeche, etcétera. Una de las curiosidades de este plato es que contiene el corazón del atún laminado en aceite. Rico todo lo que probamos. (12 €).
3-Morrillo de atún: aquí fue cuando se me empezaron a caer las lágrimas. Marcado por fuera y en su punto por dentro, pura mantequilla extraída del mar. He probado atún en múltiples ocasiones pero será la referencia a partir de ahora. (23,50 €)
4- Atún encebollado: servido en un plato hondo, era una especie de sopa con tacos de atún en el centro. Nada más verlo me recordó al marmitaco. En un primer momento pensé que no iba a estar a la altura pero cuando probé la salsa estaba buenísima, y curiosamente el atún estaba muy jugoso. No sé cómo lo consiguen. Un plato redondo.
Para beber una botella de agua grande. (3 €).
Según va desarrollándose nuestra comida, se van llenando todas las mesas del exterior y las del interior, hasta el punto de que en un momento dado observamos unas 20 personas haciendo cola para poder comer…¡Ufff, Menos mal que fuimos pronto!
La cuenta ascendió a 88.30 €, que valorando las emociones vividas con cada plato me pareció un precio magnífico. El precio por persona lo he calculado igualando a los dos menores con un adulto.
En mi opinión creo que se trata de un restaurante al que hay que ir por lo menos una vez en la vida. Eso sí, id siempre con reserva previa para evitar sorpresas.
Carta amplísima en cuanto al tratamiento del atún con más de cuarenta formas diferentes de presentarlo combinando guisos, preparaciones clásicas de puro producto normalmente a la plancha variando entre los diversos cortes, y otras propuestas de perfil nipón. Los cocineros de los barcos japoneses que se desplazaban a la costa gaditana para transportar los atunes entraban en las cocinas de José Melero, y enseñaban sus técnicas y sus formas de afrontar los cortes. Se aprendió de los nipones incorporando a la carta varias propuestas profundamente orientales
Nada más sentarnos, un plato de corazón de atún aliñado para ir entrando en el mundo del túnido. Sencillez, clasicismo.
Al no haber posibilidad de menú atunero, parece que solo lo tienen durante mayo, recorrimos varios platos en medias raciones, y tapas. Comenzamos con uno de las primeras de un sashimi de ventresca. . Presionándolo en la boca y provocando que se deshaga. Casi lo podríamos titular “cuando no es necesario masticar”. Producto de alto nivel.
Seguimos con una tapa cuyo enunciado rezaba “atún picante”. Piezas rectangulares maceradas acompañadas de alga wakame con un nivel de picante totalmente occidental. Desde mi punto de vista totalmente adictiva.
Haciendo la transición del enfoque oriental, a continuación pasamos a una brocheta en tempura. Tapa japo-ibérica, tempura de salón sin contenido graso, envolviendo a un atún jugoso y a trozos de pimiento verde. Fusión acertada.
Como plato principal, y recomendados por la sala al solicitar una pieza con un buen nivel de grasa natural, nos decantamos por el Contramormo al horno. Pieza por arriba de la facera, y por debajo de los morrillos, situada en la cabeza. En el proceso de ronqueo del atún rojo, se extraen hasta 24 piezas diferentes.
Servido con patata panadera, con una salsa que utiliza su propia grasa, y creemos que tras un proceso de lacado. Altísimo nivel de jugosidad, tremendamente suculento. ¿Estos atunes comen bellotas? ¡Ay, con el túnido ibérico¡
Consultamos al estómago, y nos cabe algo más; dulce ó salado, en este terreno no hay discusión, clara decantación por la segunda opción. Nos vamos con un tartar de cola blanca. Correcto aderezo, con cierta sal gorda que le aporta mucha salinidad al conjunto cuando se introduce en boca. Equivocada (por mi parte) ubicación de este bocado, ya que todavía estaba regustando el nivel de grasa del contramormo; y esta pieza era mucho más delicada.
Destacamos el sashimi de ventresca, la tapa de atún de picante y el plato del contramormo al horno. Sin duda que EL Campero es una visita obligada para todos aquellos que quieran hacer un recorrido por este pez del que se aprovecha todo, y que da lugar a una gran variedad de platos, sabores, y experiencias.
Ya lo canta Miguel Poveda por Bulerías de Cádiz…”¡Ay que disparate,…que como me gusta el atún de Barbate¡”
Ver guapas fotos y post completo en http://www.complicidadgastronomica.es/2013/08/el-campero-ay-que-disparate-que-como-gusta-el-atun-de-barbate/
Situado cerca del centro de Barbate (Cádiz), y muy bien señalizado, el que quiera tener una experìéncia intensa y completa con el atún rojo de almadraba, cocinado de múltiples formas y excelentemente, no puede dejar pasar la ocasión de visitar este elegante restaurante.
Con un diseño actual y aséptico, huyendo de florituras y decoraciones tradicionales, en este restaurante el protagonista es el atún rojo, aunque no és lo único que se come, ya que también disponen de carnes y otros pescados y mariscos frescos a mas no poder.
Nosotros después de ver la carta, y muy bien atendidos y asesorados por los camareros, optamos por los menus degustación de atún. Consisten en 8 platos aproximadamente, y como bien nos advirtió el camarero, no es recomendable comerlo de noche, ya que el atún es muy graso y necesita de una buena digestión. Antes de comenzar, te advierten que hay un plato (la piruleta de hueva de leche) que está hecho con el semen del atún, por si quieres cambiarlo por otro. Yo me atreví a probarlo, y sinceramente no valió la pena, ya que aunque se considere una exquisitez, su textura y sabor no son muy agradables. El resto de platos espectaculares, sobre todo el tártar de atún, que para mi, junto con el sashimi de lomo de atún y la parrillada (ventresca, tarantelo y morrillo) fueron los mejores. todo estaba cocinado en su punto, ya que por lo general, el atún, si no se sabe cocinar queda algo seco. Los camareros fueron muy atentos, se prestaron a explicarnos todo el proceso de pesca del atún de almadraba y las partes de su anatomia, aunque también es cierto que a la hora que fuimos no habia practicamente nadie. Nos invitaron a café i copa. En el precio por persona no está incluido el vino (55 euros mas), nos tomamos un Ossian 2009 (blanco con crianza) y un cava Juve y Camps Millesime, ambos estaban espectaculares, y a su correcta temperatura de consumo. Buenas copas y el precio bastante ajustado.
Piruleta de hueva blanca (semen de atun)
Parrillada de atún rojo de almadraba
Muy bueno en la comida. Flojo en el servicio de sumilleria falto en gran parte de la comida. Cuidado del personal notable, pero muy liados de trabajo con todas las mesas, aunque muy cordiales y atentos. Situado en un pueblo que no tendra mejor entorno que el mar, en su interior se encuentra este resto-clasico con un restaurado interior.
Recibimiento perfecto, mesa central con 2 niños y tronas. Vinos de jerez amplios, blancos tambien, buena carta que deberia tener un buen sumiller.
Atun de todas sus maneras y formas, rico y en cantidades que merece pedir medias raciones para probar de todo. Acedias fritas para los niños. El morrillo clasico del lugar esplendido. Buenos postres y PX Lustau. Blanco Alhocen en barrica fermentado. Aperitivo de PAstrana.
Es un buen restaurante que se mantiene con muchos años de experiencia, pero donde creo que no merece la pena pedir gran lujo, ya que esta hecho a una clientela fija y conformada con su buen hacer y amabilidad.
Mil variedades... qué decir, y casi todas buenísimas. Comimos en barra ya que el comedor estaba a tope (ya no hay crisis!!!), lo que nos dio la opción de probar las múltiples tapas de atún que ofrecen.
Excelentes: la ventresca al punto, la lasaña, el mini burguer, brochetita en tempura (todo de atún, por supuesto).
Buenos: el sashimi, el tártar
Menos buenos: pincho moruno de atún y atún estofado
En breve probaremos comedor...
De nuevo toca la visita anual al templo del atún.
Que elaboraciones por Dios!!.
Aparte del sashimi, tartar, morrillo, salazones(que platazo !!), etc, etc,... Una lasaña de atún extraordinaria.
Aparte de un buen pescado de la zona, en este caso Urta a la roteña.
Unos postres bastante decentes y de remate un Pedro Ximenez magnífico.
Una cena estupenda.
"Contramormo al horno de atún", con esa frase volvería como un ratón sumiso ante la llamada del flautista de Hamelin al templo de atún.
Visita oblidada todos los años, y que no falte.
Decoración elegante, ubicación dentro de Barbate en una zona no demasiado acorde, camareros correctos y generalmente simpáticos, aunque el Metre le gusta recomendar en demasía, pero si sabes a lo que vas simplemente sirven sus comentarios como orientación.
A compartir, ensalada de tronco de atún de almadraba (buena), tartar de atún (riquísimo) y sashimi (excelente, me pierde...). De segundos contramormo al horno (ufff, delicia, delicatessem, más adjetivos?), ventresca (muy buena) y acedías de la bahía (buenas).
Postres ricos (tienen una reproducción del sashimi de atún a base de sandía con muy buena presentación).
Pedimos una botella de Fransola, alguna cerveza previa y cafés.
RCP muy buena.
Luego tomamos un GinTonic en el hotel Varadero de Zahara, con ambiente y vistas excepcionales.
Que bien tenerlo en Cádiz...
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