Mucho arte, envoltorio "diferente"

nos costó mucho pillar mesa, pero por fin lo conseguimos.
las tapas muy interesantes, con esa mezcla constante de sorpresa y calidad extrema...
tuve la sensación de que todo era muy minimalista... no diré lo de pasar hambre porquè uno va pidiendo y ya está...
lo que no me acabó de encajar es que me cuesta imaginármelo como restaurante recurrente... todo muy elaborado, con un precio alto, pero algo escaso de variedad...

le veo futuro, porque bcn tiene mucho mercado tanto local como de fuera, pero quizás con el tiempo irá evolucionando a menús más cerrados...

no fue como en el bulli, allí la calidad del servicio era espectacular, aquí son más "relajados" (dicen, yo no lo veo, que es un bar de tapas!) pero parcialmente me trajo recuerdos de cuando lo visité.

recomendable para fanáticos de la gastronomía, los que difícilmente van más allà del chuletón o de la tapa de solomillo con foie, mejor que no vayan saldràn algo desencantados.

la decoración (gustos son colores) es extraña, no es espectacular...es rara
el servicio es juvenil, agradable, atento pero distraido... correcto en lo que quiere ser (bar de tapas) pero con ese precio... no sé.
eso sí, trabajadores tiene a miles.....
la comida o la elaboración y/o juego con la gastronomía está muy bien, pero no salí alucinado...

el servicio del vino es justito, como se escancia, como se ofrece..... pero vamos, lo de siempre, que quieren ser un local de tapeo...

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