Restaurante Passadis del Pep en Barcelona
Restaurante Passadis del Pep
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
97,11 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
domingos y festivos
Nota de cata PRECIO MEDIO:
106 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
3.8
Comida COMIDA
6.2
Precio medio entorno ENTORNO
5.0
RCP CALIDAD-PRECIO
2.6
Opiniones de Passadis del Pep
OPINIONES
5

Sensaciones encontradas.... esperas mucho más por lo que pagas.
Restaurante con estilo rancio en su decoración , echándose en falta, y especialmente en estas fechas, una climatización más acorde con la temperatura... hemos pasado calor innecesaria que hacia incomoda la estancia.
Precios desorbitados en relación a la cantidad y calidad de los platos presentados. Por ejemplo: 4 gambas y 4 cigalas a la plancha 52 €, 4 canelones 24 €.
Aparentemente el menú "degustación" supondría unos 70 € por persona, pero como son platos exiguos te invitan y/o necesitas un ultimo plato con un poco de contenido por lo que te ofrecen pescado o carne. En nuestro caso 2 1/2 de rape a la plancha 35 €.
Si dejas el cava de lado y prefieres agua y/o cerveza como fue nuestro caso lo sigues pagando a precio de cava, pero deja de ser invitación de la casa.
Resumiendo, por lo que hemos comido su precio justo seria exactamente la mitad . De esta forma, lo único que consiguen es disuadir a la clientela , especialmente la de "casa nostra" a que no vuelva nunca más.
Por todo ello no recomiendo este restaurante, salvo que te lo pague la empresa, y ni así.

acudimos invitados por unos amigos de fuera
insisto sin éxito que Barcelona tiene mil opciones antes que este local....pero las referencias y el misticismo (supongo que este local hace 25 años era otra cosa, no sé...pero bueno...

local con entrada graciosa que nos lleva a unos bajos, antigua portería, o similar...

decoración y estilo clásico, clasicorro a más no poder....

camareros uniformados con chalequillo, amables, maduros, agradables, pero poco serviciales... un poco a piñón, como si a uno de los chavales de un bar de menú, le pones veinte o treinta años encima, el chalequillo y un poco (sólo un poco) de estilo.

el menú es desconocido
veloz
bueno, intermetentemente veloz... de repente dos platillos (lo digo por el tamaño y tipo de plato, no por sus ingredientes) casí concatenados....

la comida y la materia prima está muy buena... la calidad es alta, la cantidad, sorprendentemente por el precio, flaquea, pero la velocidad hace que comas bastante rápido, y siempre queda la posibilidad de que en caso de quedarte con hambre (como nos sucedió a nosotros cuatro) puedes añadir carne o pescado (a precio estratosférico pero quién dijo miedo?).

el servicio del vino es al galope, como el resto.
agolpado, sin glamour, con copas sobrellenas, con insistencia excesiva, rondando que repitas ronda más que disfrutes la bebida...

copas, cristaleria, loza, cubiertos,...correcto (teniendo en cuenta sobretodo los precios).

en resumen, NO VAYAN, a menos que les inviten....

no tiene sentido, no vale la pena... hay decenas, centenares, miles me atrevería a decir, de locales en Barcelona que le dan mil y una patadas y a los que con lo que vale, podrán ir varias veces...

pòr cierto, nuestros amigos confirmaron que nunca más no aceptar nuestros comentarios :))))

Siguiendo con nuestro periplo familiar por el Noreste de España, recalamos en Barcelona, y después de intentar reservar en Gorria, que estaba completo, llamé a un amigo que trabaja con frecuencia por Barcelona y de cuyo criterio me fío y me recomendó este restaurante. Aquí se produce mi primer dilema y fractura para redactar la reseña: si no hubiese sido una recomendación de un amigo, y con esa premisa fuimos recibidos, lo tendría muy claro. De todos modos, haciendo de tripas corazón y como Verema es lo que es y lo debe seguir siendo, procuraré ser sincero sin entrar en más: aviso de navegantes.

Lo dicho en reseñas anteriores coincide a grandes rasgos con mi impresión: local curioso en cuanto a su acceso, muy acogedor y buena separación entre mesas; servicio profesional (todo profesional, como veremos) y, cada cosa lo que es, con una atención personal del propietario, Modesto, muy cordial habida cuenta de la recomendación.
Menú fijo, a lo que sacan: jamón muy bueno cortado a mano, tellinas (pequeñas y con más arena de la esperable)cañaillas con una salsa de hierbas muy ricas, fritura de chanquetes (supongo que estos coreanos o chinos congelados pero muy bien hechos) vieiras, pimientos del padrón y un poco de foie que amablemente le pusieron a mi hijo, ya que no le gustan los bivalvos, y que también probamos. Seis gambas gigantescas (le pregunté el origen y titubeando me dijo que de Tarragona; le dije que estaban buenas, pero que nada que ver con las de Dènia, las cuales no conocía. Dado el tamaño, estuve a punto de pedir precisión, por si eran de Vandellós, pero decidí que mejor callarse....) Seis cigalas más a la plancha, buenas. Aquí daba por terminada la comida pero se me insistió en que probara unos pulpitos, que realmente estaban buenos, tan buenos como que era el plato más caro de todos: un platito 42 €. Dos de crema catalana, dos cafés y un Macallan al que me invitó. Dos cañas y agua y una botella de Gramona para comer. Total: 291,33 Iva incluido.

Por lo dicho, no opino más; dejo al amable veremero que saque sus conclusiones. Yo ya he sacado las mías

Joan Manubens que ya sólo ejerce de relaciones públicas, sigue en la misma línea de siempre por lo que se deduce que continúa siendo un negocio todavía rentable, sábado al mediodía y el local completamente lleno tanto la sala principal como la anexa y por el ir y venir de los camareros también los comedores situados al fondo a la izquierda.
Sin reserva previa me atrevería a decir que te quedas sin mesa.
La persona que ejerce de maitre te recibe a la entrada y te acompaña a la mesa, a partir de aquí todo se desarrolla según el guión que tienen marcado, solo tienes que esperar a que te vayan sirviendo platos.
El cava muy fresquito y con un constante relleno de las copas, por cierto aún utilizan las anacrónicas "pompadour"
Los platos van desfilando al antojo de la cocina con una anarquía total de los camareros, matizo: todos sirven a todas las mesas, todos rellenan las copas de cava, todos hacen de todo.
Los platos que nos fueron sirviendo fueron: jamón y pan con tomate, almejas a la marinera, canaillas al horno, morralla (pescadito frito) gambas de la Barceloneta, sepionetas, gambas de Tarragona, cigalas encebolladas, rape.
Todo sin ningún tipo de complicación en la cocina, todo a la plancha.
De postre flan de la casa y hojaldre.
Dos botellas de cava Torelló
Dos cafés y sus correspondientes orujos.
Resumiendo: El producto que utiliza es fresco y de primera calidad pero el precio que te cobra por el mismo y por su elaboración está muy desproporcionado.

Restaurante con pretensiones de que al ser caro, es bueno. Viven de los turistas, y de los que creemos en rumores. Totalmente desproporcioando el precio con la calidad y el servicio. No hay carta, sino que te van trayendo platos (básicamente pescado, abstenerse carnívoros), y bebida: su cava, que ya te advierten que es de regalo... ah! eso si, si te pasas pidiendo más cava, el camarero te amenaza diciendo que te lo van a cobrar ( qué desfachatez !!). Ruidoso, y aparte de tener que recordarle al camarero que se acuerde de ti, tienes que oir comentarios despectivos de sus horarios laborales, ó de otras mesas.
Tampoco los platos hacen honor al precio: chipirones, mejillones al vapor, jamón serrano, cañaillas, etc ...
NO VOLVERÉ NUNCA .............

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