La familia que regentaba el conocido restaurante el Soto, cerró el local y emprendió esta aventura hará casi tres años con resultados muy positivos: taberna moderna, muy céntrica, con barra y mesas en la planta baja y un salón-comedor en la planta alta. Tapas modernas, ricas, muy bien de precio, carnes, pescados y arroces, estos últimos si son por por encargo.
Cerveza Paulaner, de trigo alemana, de barril, buena carta de vinos con referencias de Rioja, Ribera, Bierzo, Jumilla, Bullas, Yecla, Rueda, Rias Baixas... a precios comedidos.
Vinos por copas: Tavs, Valtravieso roble, Castaño blanco, el Perro Verde, etc.
Muy recomendable
tapas originales y ricas, excelente arroz con verduras, buenos vinos y cervezas y en pleno centro
Restaurante de estilo moderno, zona de barra con buena amplitud y comedor en la planta de arriba. Carta algo corta corta pero variada, 9 entrantes, 3 ensaladas, 3 arroces, 3 pescados y 3 carnes. La carta de vinos tambien corta, con predominio de tintos, solo 5 blancos, aunque con referencias interesantes y a muy buen precio, tomamos Do Ferreiro 09 a 16e (iva incluido). Sin servicio de vino y en copa Scoth algo basta. Comimos a base de tapas.
- 4 caballitos (gamba en gabardina)(1.40e unidad), de muy buen tamaño, rica la gamba con muy buen rebozado.
- 3 buñuelo de jamon(0.80e unidad), algo salado, y 3 bolitas de bacalao(0.70e unidad), muy buenas. Todo de tamaño reducido.
- Calamar a la andaluza (7.75e). Bien y con un buen rebozado.
- Pastel de verduras (6.75e). Con un sabor demasiado sutil.
- Milhojas de berenjena a la crema (6.80e). Muy buenas.
- Huevos pochados con jamon iberico y aceite de trufa (7.50e). Algo decepcionante.
Opcion interesante en el centro, sobretodo por el precio.
Salvador Vidal Molina inicia nueva aventura. Deja la cercana huerta y "el Soto" del río para instalarse en una de las calles céntricas de la ciudad, que además dá nombre a su nuevo local familiar, "La Sociedad".
Local de nueva generación, donde se premia la tapa, con una carta que varía con frecuencia.
En la cocina un equipo dirigido por su hijo, que realiza propuestas sabrosas. Unas croquetas de jamón y otras de setas que se mojan en un alioli de tomate. Caballitos de Paulaner, bien rebozados con una masa muy aromática, Crep de setas, con notas de aceite de trufa y una mayonesa que no aporta demasiado al sobroso plato.
Hay un menú del día de precio espectacular, 9,50. Vinos y cavas por copas. Tres cervezas para caña, una sin alcohol y Heineken y Paulaner.
De la cocina pueden salir platillos como un arroz de verduras estilo chino, con la frescura de recordar arroces peruanos. Una ensaladita de tomate con cecina y un buen aceite de oliva. Y hasta un revuelto de patatas y huevo, en este caso con algo cocido el huevo de más.
Primeros pasos para un local que, por ubicación y conocimiento de la familia Vidal, debe convertirse en un clásico de la ciudad. Ojalá. Habrá que ir puliendo y sacando provecho al local, para que los conocimientos enológicos de Salva, y la inquietud de la cocina, lleven adelante las propuestas para que visitar "La Sociedad" sea un cúmulo de agradables sorpresas.
Este local inauguró esta semana. Todavía "huele a nuevo", a madera, a serrería.
La idea (creo) es un buen tapeo, una carta corta para dar mucha rotación a sus productos, y la intención de variar esa carta con frecuencia, con productos de temporada.
Tomamos una cerveza en la barra con unos excelentes boquerones en vinagre y después subimos a la planta superior, donde se encuentra la zona de comedor, para cenar.
Compartimos un revuelto de setas con queso , que tenía una textura muy cremosa (imagino que el efecto del queso), un carpacio de gambas, que sinceramente... me decepcionó absolutamente, lo mejor de ese plato, era la base de tomate rallado. Milhojas de berenjena con bechamel , delicioso, y terminamos con un entrecot acompañado de verduritas salteadas y patatas a lo pobre. Muy bueno el punto de la carne. Bebimos un Do Ferreiro que salió "calentico" a la mesa, pero con ayuda de la cubitera, tomó "forma" enseguida, y como buen vino de Gerardo, dio la talla. No tomamos postre ni café. Y como tampoco pagué yo, no puedo hablar de su precio. Es un lugar para visitar, y para hacer una buena comida "informal". :)
Caminábamos por el centro con hambre, pero recelosos de lo que ofrece muchas veces el centro de las ciudades en materia, cuando nos encotramos este local luminoso, con cocina a la vista. Nos dió confianza, aunque parece que no lleva mucho tiempo abierto.
Disponen de espacio de tapeo en barra y un comedor en la parte de arriba.
Nosotros cenamos arriba, donde también ofrecen la opción de tapeo, además de platos de más enjundia.
Pedimos para comenzar unos caballitos Paulaner, deliciosos con masa casera elaborada con esta cerveza, las croquetas de la casa. Seguimos mejorando con dos pinchos bien logrados como son un bacalao sobre cama de pisto y una ventresca de atun sencillamente delicioso. Las tapas son grandes. Con poco más se come. Nosotros terminanos con unos montaditos de solomillo, pero hay más posibiladades.
El servicio empezó un poco desbordado porque el local se llenó de repente, pero la cocina fue atendiendo a buen ritmo.
Para beber, un Pago de los capellanes bien servido por la persona que atendía el comedor. Se nota que sabía lo que hacía. Las cervezas previas de grifo, Paulaner y Heinenken muy bien tiradas.
Los postres mantienen el nivel. Mi helado de vainilla tenía el sabor inconfundible de estas vainas.
No tomamos café.
El precio 22€, más que razonable por lo ofrecido.