El Balcó de Calella es el restaurante del Hotel Sant Roc ubicado en Calella de Palafrugell, establecimiento centenario, hotel pionero en el turismo de la zona.

Su privilegiada situación, en una pequeña colina en frente mismo de todo Calella de Palafrugell ofrece posiblemente una de las mejores vistas de toda la Costa Brava.

El comedor "cuelga" practicamente de las rocas, intentad reservar una mesa lo más cercana a las vistas.

Dejando estar el enclave magnífica tanto de día como de noche, destacar que hay un comedor interior con cristaleras más chic, y una terraza exterior con un ambiente más informal.

En tema grastrónomico, carta muy innovadora y más para ser restaurante de Hotel, con algunos platos arriesgados y creativos.

En nuestro caso, optamos por unos primeros de canelón de marisco con salsa de ceps (bueno) y pulpitos encebollados (normales). De segundos, unas supremas de lenguado con salsa de mango (muy bueno) y un rodaballo al aroma de naranja que desgraciadamente fue pésimo. Obramos mal ya que deberíamos haber cambiado el plato o pedir explicaciones, pero era un dia que estaban a tope, lo intentamos 3 veces y desistimos. Directamente, yo creo que se les había pegado el pescado y el olor era como de quemado (no sé explicar muy bien con palabras, pero espero me entendáis). Si no, es que la mezcla de sabores era extraña. De postres, nos inclinamos por sorbetes, con una decoración espléndida y caseros, quizás el mejor plato de todos. Para beber, Mas Oller Blanc, viñedos a escasos kilometros de Calella (unos 5).

Ambiente relajado y especial, todo el comedor con gran abundancia de extranjeros.

Pagamos 40 euros por persona, precio muy correcto por el lugar, la atención aunque creo que fue de esos días que tu no aciertas con la carta y que estoy seguro que puede dar más de sí. Tanto que le daré otra oportunidad, quizás intentando ir más a lo tradicional y ser menos atrevido, pero el lugar lo merece.

Aunque reconozco que la comida no me entusiasmó, volveré para ver si tuvimos mala suerte o fue un mal día.

Recomendable para gente que no conozco la Costa Brava, también como buena opción para tomar algo en la terraza con unas vistas increibles y sin el bullicio que se forma en el centro de Calella de Palafrugell.