En la zona de Montmartre, se encuentra en una plaza saturada de restaurantes y pintores. Local para turistas (nos lo recomendó el guía). Dispone de dos terrazas, una cubierta en el centro de la plaza y otra diminuta en la estrecha acera. Sillas pegadas unas a otras. Mesas diminutas con un taburete que hace las veces de mesita auxiliar. Camareros agradables pero lentos, vestidos con un atuendo "tradicional" (ver foto). Del vino, mejor ni hablamos.

Visto el percal (http://www.chezeugene.fr/www/?La_Brasserie:La_Carte), y ante las nulas alternativas a la vista, tomamos un almuerzo a base de una docena de caracoles "de Bourgogne" (regulín), un surtido vegetariano (sin comentarios) y una crepe Eugène (pasable). Para beber, CocaCola de barril y un agua de 1/2 l.

Baste decir que los camareros increpaban a los viandantes para que acudiesen al restaurante.

Seguro que hay mejores opciones por Montmartre... más allá de las recomendaciones del guía.