Restaurante Taverna Lusitana en Zaragoza
Restaurante Taverna Lusitana
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
35,00 €
Cierra:
Lunes todo el día y Domingos noche.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
29 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
5.0
Comida COMIDA
6.1
Precio medio entorno ENTORNO
4.7
RCP CALIDAD-PRECIO
5.6
Opiniones de Taverna Lusitana
OPINIONES
7

Primera visita a este portugués de Paseo Sagasta. Menú del día a 14 euros, cuatro primeros y cuatro segundos a elegir, más postre y bebida. El nivel cocina, presentación de los platos, vajilla, menaje, ambiente, era como trasladarse a los humildes bares de carretera de antaño, de hace muchos muchos años. Verdaderamente anodino, triste, sin nada de nada. Muy lamentable.

Cenamos ayer 3 personas. Vino tinto DO DOURO Meandros 2009 excelente. Bacalao Lagareiro y Pulpo a la brasa, riquisimo todo muy bueno.

Reconoceré, ante todo, que antes de venir al restaurante que se comenta pasé por el tamiz de los sabios foreros que me han precedido. Con este recuerdo -y la buena descripción efectuada por ellos- me acerco con un buen amigo -mi mujer prefirió esta vez a sus amigas y un restaurante italiano que en su día comentaré- a la taverna lusitana, con no poca hambre y, sin duda, con un ápice de curiosidad.

Y un pelín de miedo, pues mi sobrino no me hizo una valoración positiva del mismo, la cual, a pesar de ser quien es -o quizá por eso (ay, la familia)- no comparto.

Poco añadiré al entorno. Situado muy céntrico (los que quieran visitar el Corte inglés lo tienen a 8/10 minutos a pie, si bien -haganme caso- yo aconsejo visitar (defecto profesional) el paraninfo de zaragoza, una maravilla que no viene en las guías, y cuya Sala principal es uno de los espacios más bonitos que conozco.

Seguimos con el restaurante: Un entorno interior agradable sin mayores pretensiones. Limpio. Se está a gusto.

Vajillas, cubertería aceptables. Vasos muy normalitos. Manteles de tela aceptables. Buenas mesas de madera. Sillas muy cómodas de madera. Buena separación de mesas. Unas 15 mesas. Capacidad para unos 40 comessales.

Trato muy agradable. No hubo esperas. Eramos pocos, cierto, pero la comida salió pronto. La camarera muy simpática y agradable. Servicio rápido. Simpáticos. Buen trato y atención.

Comida. Las especialidades portuguesas dominan, como es lógico, la carta. Nos sacaron un pequeño aperitivo de pate de atún con pasas con tostadas, rico.

Pedimos una selección de empanadillas: de bacalao -así, así-, chamusa (carne guisada) -jugosa-, queso picante -buena- y langostinos -rica-. Bien hechas, sabrosas, salvo la de bacalao, mas floja. Junto a lo anterior, un queso asado con orégano, simple, pero sabroso. Unos langostinos braseados con oporto (sabrosos) y, para finalizar los entrantes, unos garbanzos con bacalao.

Todo aceptable y bien cocinado.. sin complicaciones. Mi única decepción: el bacalao desmigado que acompañaba a los garbanzos: estos últimos muy buenos. El bacalao -producto estrella portugués- muy, muy flojo. Me pareció como recién descongelado, con mala textura, (aguachinado) y preparación. El trato del bacalao no es -lo que resulta incomprensible- el mejor, circunstancia que también aprecié en la empanadilla.

Para segundo, diverdad de opciones, con predominancia del pesacado y alguna carne. Me llamó la atención la picadiña de solomillo que fue lo que me pedí. Muy buena de sabor, con un toque dulce de madeira riquísimo. Si hay que poner un pero es que había casi más patatas -guisadas en pequeños cuadrados- que carne. Pero muy bien hecho y con un sabor muy rico.

Bebida y servicio del vino. Carta de vinos orientada fundamentalmente -y en buena lógica- a lo portugués. Variedad de vinhos verdes. Alguno rosados y tintos. No pocos oportos, con predominio de tawnys. Curiosisdad: te venden los vinos en el mismo restaurante por si te los quieres llevar, prácticamente a mitad de precio.

Optamos por un Cabriz colheita seleccionada 2011, medalla de oro de uno de los muchos concursos vinícolas que pueblan el mundo mundial. 20 euros. No estaba mal, seco, fresco, floral.

Postres. Yo suelo pasar -repetí el mismo tawny (normalito) del aperitivo- y mi amigo se pidió lo que, quizá un tanto pomposamente, se denomina en carta "manjar real" (cabello de angel, almendra, yema y canela) que debo reconocer, pues le cogí una cucharadita, que no estaba nada mal de sabor y textura, lo cual no es poco decir en alguien que, como yo, no es buen amigo del cabello de ángel.

Café y el último tawny invitados. Un buen detalle

En resumidas cuentas, un sitio, como se ha dicho, para cambiar. Agradable y fuera de la cocina de autor y aragonesa. Tiene que mejorar -y no poco- el trato al bacalao, pero el sitio es aceptable para el precio. Y siempre se puede pedir otras cosas -como la zapateira (buey de mar- que estaba literalmente "asesinando" la compañera de la mesa de al lado).

Un lugar distinto. Como decía en el título, por aquello de la curiosidad.

Ya que han pasado por la taverna casi todos los foreros maños, tenía una obligación que cumplir.

De entrada, buena ubicación, céntrico, aunque no en una zona turística, me gusta la ambientación, humilde, sin extravagancias, al entrar tienes la sensación de que vas a degustar comida casera, y realmente te hace sentirte en tierras portuguesas. Servicio correcto y eficiente.

La carta de vinos (o listado) tiene una función meramente decorativa, pedí dos vinos y ninguno lo tenían, al pedirle de nuevo la carta para ojear otro, me informaron de que apenas ttenían ninguno d elos que aparecía, al final pedimos un vinho verde hecho con loureiro (no recuerdo cual) a 15 €, y un Colheita de la bodega Herdade do peso (DO Alentejo) a 19€ (precio en tienda, unos 10€), por recoemndación del camarero, rico, pero entre el sobreprecio y el team de la carta, no me parece un servicio adecuado.

De comer, íbamos de nuevo con un cupón, a razón de 17,50 por barba, que incluía 7 entrantes a compartir...
- Petisco do Algarve
- Paté casero de atún con pasas
- Sardinas escabechadas del Cantábrico
- Pataniscas de bacalao
- Queso asado con orégano
- Ensalada de champiñones con chorizo
- Ensalada de garbanzos con bacalao

todo correcto, algunas cosas razonablemente buenas, y de raciones abundantes para tatarse de 7 platos.

Y de principales ...

1 plato de carne y 1 de pescado, a elegir entre:
- Bacalao dorado o brandada de bacalao
- Costillas al vino tinto y miel o picadiño de ternera a madeira

Cómo íbamos 4 (dos cupones), pedimos los 4 y los compartimos todo, a destacar la brandada y el picadiño, que aunque la ternera no era muy allá, la salsa tenía un regustillo avinagrado que me gustó, otros prefirieron las costilla, aunque para mi gusto, excesivamente dulces, que al no tener textura melosa, desentonaba. Como llevábamos a la abuela, le pedimos un bacalhau a bras, aunque no sé por qué, porque sobraron de todos los segundo.

También incluía el postre, sensacionales, tanto el suflé, como otro postre casero a base de almendra molida, galleta y nata.

Total, entre sendos cupones para 2 personas cada uno (35€), cafés varios, agua, el bacalao extra, y los vinos 136 € de 5 personas.

Muy recomendable, sobre todo si te gusta cambiar, y probar comidas de diversas procedencias, aunque sean cercanas.

Poco que añadir a los comentarios de mis ilustres predecesores, incluso repetí el vino que tomó Latrufa (muy buena elección).
Lo único que me gustó menos es el gran desequilibrio entre las cantidades de los entrantes y los segundos: la ración de queso y de almejas eran pequeñísimas, mientras que de los segundos posiblemente pudieran comer 2 con 1 ración. El problema es que puedes disfrutar poco del primero, aunque sí puedas hacerlo del segundo (o tienes que pedir dobles raciones de los primeros claro).
Todo estaba bueno: el bacalao en sus diversas preparaciones, y también los platos de carne, tanto un guiso de cerdo al vino como un picadillo variado de carne (esto algo menos logrado).
La tarta de manzana casera muy rica, la mouse de chocolate también y una especie de souflé del que no recuerdo el nombre ídem de ídem.
El Pedra Basta 2006 excelente, servido en copas muy correctas y con frecuentes tomas de temperatura por parte del maitre con lo que supongo era un termómetro digital que yo no había visto nunca y que no necesita estar en contacto con el líquido, sino simplemente acercarlo al mismo. Buen detalle por parte del servicio, que en todo momento estuvo servicial y competente.
Nos invitaron a los cafés y a la copa de Oporto Tawny de la sobremesa, otro buenísimo detalle.
La decoración es sencilla pero agradable, y me fijé que disponen de un interesante menú diario de lunes a jueves con un entrante y un segundo que varía según el día.
La carta de vinos me pareció correcta sin ser muy extensa, me llamó la atención que no disponían de una oferta interesante de Oportos, de hecho creo que apenas 2 ó 3, creo que merecería la pena que ampliaran la misma.
Servicio y menaje de buena calidad, sólidos, como todo en la Taverna Lusitana.

Animado por el comentario del Amigo G-M, y ávido de probar cosas nuevas, lo que en ocasiones es complicado en ésta, nuestra ciudad, me acerque a este pequeño restaurante ubicado en el céntrico Paseo Sagasta.
Poco más se puede añadir a la exhaustiva descripción del local ya escrita, únicamente suscribirla punto por punto.
Vamos con la comida. Antes de empezar, un consejo, como ya apunta Aurelio, los segundos platos son contundentes. Los camareros te avisan de ello, pero si no se les hace caso o consideras que tu apetito puede con todo, te puede pasar como a unos vecinos de mesa que se vieron literalmente desbordados por tantas viandas.
Dos comensales.
De primero tomamos queso de serpa, queso curado de oveja, intenso y muy rico. (uno para compartir).
Compartimos también los segundos, debido a ésto, el camarero nos comentó que primero sacaría uno y después el otro para poder tomarlos en su punto.
Brandada de bacalao, con una pequeña guarnición de ensalada con tomate. Plato que según comentaron no lo tienen habitualmente, por eso que era un buen momento para probarlo. Nos gustó mucho, y la ensaladita suavizaba lo contundente del plato.
Bacalhao a lagareiro com patatas a morro, también aconsejados, decidimos probar el bacalao de esta forma, si te gusta este pescado en su forma más salada, al horno comentan que pierde un poco más esa propiedad, pues debes probarlo, de nuevo un trozo generoso, al punto de sal y que se deshacía. Magnífico.
Dos postres. Todos artesanales según señalan.
Dulce de la casa. Nata, leche condensada y galleta. Bueno aunque no emocionó.
Bolo de Mança reineta. Tarta de manzana reineta con canela. Siempre que aparece manzana reineta por la carta pues la pruebo, reminiscencias de mi infancia. Se notaba que era casera, la manzana sabrosa y en cantidad, lo ideal para que no se apodere del postre la masa. Me gustó mucho, la recomiendo si te va este tipo de postres, no tan empalagosos.
Carta de vino con producto portugues, algunas referencias más caras otras más ajustadas aunque ninguna barata. En cualquier caso al ser vinos con una buena RCP, te permite tomarte un vino a gusto sin que te salga muy caro. Si vais, buscar el hilo de vinos portugueses del foro o preguntar directamente, que casi hice un Master para ir a cenar, aconsejado eso si por los que entienden.
Al final tomé Pedra Basta 2006. Magnífico consejo que recibí, un vino sorprendente por unos 9€ en tienda. Nariz muy arómatica y sorprendente por las variedades autóctonas y una grandiosa boca para mi gusto, suave y aterciopelada. Permitirme esta licencia de comentar el vino así, pero son las sensaciones que me causó, en cualquier caso no es conveniente tenerme demasiado en cuenta, probarlo y sacar vuestras propias conclusiones.
El servicio muy atento pero discreto, y sobre todo con unas tremendas ganas de agradar, lo que es sin duda lo mejor. Al final departimos largo y tendido con el camarero que nos atendió, que al final resultó ser uno de los dueños.
En conclusión, una buena forma de cambiar de aires, probando comida y vinos que nuestros paladares no están acostumbrados a catar, además con apreciable calidad y muchas ganas de hacerlo bien. Sin duda,creo que por eso merece la pena la visita. Buena relación calidad precio, unos 34€ por persona vino incluido.

Ubicado en pleno PºSagasta, nos abre sus puertas este restaurante portugués de reciente apertura.
Decoración acorde con su concepto de taberna: rústico. Así, las mesas y sillas son de madera; las paredes blancas con la parte de abajo de lajas rematadas por listones de madera y pobladas de cuadros, fotos y carboncillos con motivos portugueses; las fuentes y cacerolas de barro.
Las mesas están muy juntas, agobio que se mitiga en parte con los altos techos.

Cocina tradicional portuguesa, en la que los primeros platos son comedidos y los segundos… desbordantes.
Pedimos de entrantes:
Queso de Serpa. Gran queso de oveja, muy curado.
Paté de Atún. Casero, muy sabroso.
Alubias ojo de Perdiz con atún. A modo de ensalada, curiosa, diferente y bien concebida.
Y de segundo:
Migas de bacalao con langostinos. Amalgama de migas de pan y migas de bacalao, resultando una especie de pasta similar a la que se elabora para elaborar croquetas. Deliciosas.
Bacalao à lagareiro. A la parrilla con papas asadas chafadas, ajos y aceite de oliva. De escándalo.
Postres:
Dulce del Convent. Pasta húmeda de almendra semisólida y canela. Bueno pero empalagoso.
Tarta de Galleta María. Muy rica, parecía de mascarpone pero era como de nata natural y maizena.

Discretita aunque atractiva carta de vinos con unas cuantas buenas referencias portuguesas, de las que siete u ocho puedes degustarlas por copas, que es lo que hicimos, catando un buen blanco, Vila Romanu 08, y dos tintos dispares, el primero de ellos, el Serros da Mina 2005 elegante y con evidentes notas de madera y el segundo, Quinta da Esperanza 07, juvenil, potente y frutal.

Buen servicio, portugueses ellos, espabilados y formados.

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