Restaurante ARC - Arrop Ricard Camarena (CERRADO) en Valencia
Restaurante ARC - Arrop Ricard Camarena (CERRADO)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
45,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
domingo y lunes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
98 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.3
Comida COMIDA
9.1
Precio medio entorno ENTORNO
8.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.4
Papada de cerdo con col
Galera, cacahuete y manzana
Ostra con escarcha - Obra de arte
Calabaza, yogur y jengibre...sublime!!!
Calabaza, yogur, jengibre
Menestra
Café con leche quemada, mantequilla y nueces de macadamia
Tarantelo de Atún con cremoso de judías verdes
Brandada de Bacalao en Espuma
Opiniones de ARC - Arrop Ricard Camarena (CERRADO)
OPINIONES
70

Hemos aprovechado de un largo fin de semana para escaparnos de Paris donde vivimos con mi marido para pasar unos días en Valencia.
Acostumbrados a comer en restaurantes de alta gastronomia en Francia (Robuchon, Piege, Thierry Marx, Ducasse etc...) hemos decidido intentar un restaurante con estrella Michelin en Espana. El resultado ha sido excepcional.
El restaurante es fantastico, han conseguido mezclar antiguo y modernidad de una forma fenomenal. Las mesas son perfectas, el servicio del personal de una gran profesionalidad, muy amable, sencillo y a la vez super profesional... Una sola palabra para definirlo perfecto.
Hablando de comido hemos optado por el menú 11 platos. Fantastico. El jefe trabaja los productos locales con mucha modernidad. Las mezclas de sabores son excepcionales, muy modernos, muy elegantes. La cocción de los productos que sean pescados, legumbres o carnes asombrosos...
Hemos pasado una cena fantastica y pensamos que se merece 2 estrellas Michelin sin problemas. Ademas la calidad precio para nosotros parisinos acostumbrados a menus en estrellados que salen a 150 euros minimo por persona es fantastica. La carta de vinos es de gran calidad y no se pasan en los precios... Maravilloso para nosotros encontrar vinos que son casi imposibles encontrar en Francia y a precios 4 veces superiores a los que practican en Arrop...
Bravo a la gastronomia española, bravo al jefe todo fue perfecto.

Celebrábamos nuestro aniversario, y estuvimos leyendo varias opciones en verema.com buscando algo especial. Nuestro favorito es Ca Sento pero queriamos probar alguna otra de las grandes ofertas culinarias del Cap y Casal.
Reservamos por la mañana sin problemas, Aparcamos en la plaza Nápoles y Sicilia después de asegurarnos de donde estaba el local (Es fácil de encontrar una vez pasas por delante!)
Solo una mesa llena cuando llegamos, un matrimonio en una mesa apartada y nosotros. Eran las 2 y media por lo que pensé que poca más gente aparecería, cosa que no ocurrió ya que dos o tres mesas mas se llenaron al rato.
Ojeamos un rato las diferentes opciones de la carta, nos decidimos por el menú mas corto, creo que era el Arrop.
Una cervecita y un agua después, llegaban los entrantes de la casa, geniales.
El menú propiamente dicho constaba de los siguientes platos:
- Crema de alcachofa con ajos tiernos y panceta: 7,75 (pongo la media de la puntuación entre mi mujer y yo)
- Anchoa con tomate e colgar y crema de almendras 7,5 (mi nota fue de 6, el acompañamiento era muy original pero no fue de las mejores anchoas que he tomado)
- Menestra de verduras, velouté de aceite de escabeche Impresionante, 7
- Arroz trufado con nabo y chipis, quizás lo mas flojo dentro de una media global excelente, 6
- Rape con aceite de espárragos algo ahumado y con finas rodajas de taperots, 8
- Presa ibérica con remolacha y mostaza, lo mejor, no se le pueden poner quejas, un 9 alto
- Leche quemada con nueces de macadamia y teja de merengue, un 7, original y no empalagoso.
- Chocolate con leche y una pizca de sal, muy original, perfeto para limpiar la boca y guardar un dulce final.
Bebimos un cava, que eligió el sumiller a nuestra petición de algo bien pero que no se pasara, Llopart, muy bueno, relacion calidad precio perfecta (16 eur), cafes (creo que vi una maquina de nespresso industrial, pero no estoy completamente seguro) y un Gin Tonic de Martin Miller Especial con corteza de Limon y Fever Tree
Sorprendentemente todo se paga, incluso el cafe y el pan (muy bueno desde luego, dos opciones masa madre y de aceite)
Luego, nos ofrecieron ver las cocinas, sorprende ver a tanta gente trabajando y sonriendo. Luego vimos el otro salón y estuvimos un rato charlando estupendamente. Nos explicaron el nuevo proyecto de Hotel que van a inaugurar muy pronto.
En definitiva, una velada genial, comida celestial y servicio super correcto. Espero podamos volver pronto.

Cena de sábado noche.

El restaurante nos sorprendió desde el principio, elegante entrada y recepción. Perfectamente integrada la muralla del siglo XIII en la decoración modernista del local.

Tras acompañarnos a tomar asiento (el local estaba medio lleno) nos decidimos por el menú "Ricard Camarena".

Mientras decidimos el vino, dimos buena cuenta de los aperitivos de bienvenida acompañados de una Altura de Vuelo.

Del extenso menú degustación resaltamos el dentón con verduras y algas, el arroz con pulpitos y trufa, y el postre de crema de galleta, helado de coco y fresas.
Con cada plato se realiza cambio de cubertería, cosa de esperar en un local de este nivel.

Acompañamos la cena con un Aalto 2007. Por desgracia, no le dedican la suficiente atención al servicio del vino, simplemente descorche y rellenado de copas. (Coperío a la altura de las circunstancias)

Antes de marcharnos ( y al tratarse de la primera visita ) nos invitan a ver la cocina.

Restaurante que te deja con un buen sabor de boca. Muy aconsejable para ocasiones...

Nuestra velada en Arrop fue inolvidable y recomiendo su visita a tan magnífico restaurante aunque sólo sea por una vez.

Escogimos acertadamente el menú Ricard Camarena, dejándonos sorprender con tan exquisitos manjares. Para la espera nos deleitaron con tres mini aperitivos. A continuación seis entrantes indivuales de los que destacaría tres: la esponja de bacalao, miel y migas, la menestra de otoño con velouté de aceite y el calamar con cremoso de su tinta, puerros ecológicos, cilantro y lima. Pasamos a dos platos principales espectaculares: mero con guiso untuoso de ferraura y meloso de pichón. Por último los dos postres, la calabaza, yogur y jengibre y el segundo un bizcocho aireado de avellana, gianduja, limón y chocolate. Decir que ambos estaban deliciosos pero debo hacer una mención especial por el primero pues me pareció sublime!!!

El restaurante ubicado en el sótano del futuro Hotel Palacio Marqués de Caro, es de lineas minimalistas y
cuenta con los restos de la antigua muralla, dándole un toque singular. Si a todo ello le unimos que el personal altamente cualificado te atiende delicadamente, sólo me queda felicitar a Ricard por tan excelso trabajo.

  • Calabaza, yogur y jengibre...sublime!!!

    Calabaza, yogur y jengibre...sublime!!!

Cenamos en este restaurante el 18/12/2010,una mesa para 3 parejas, el servicio inmejorable, a veces resultaba un poco molesto porque te prestan demasiada atención.Una carta con poca variedad pero muy elaborada y con mucho sabor,tomamos cuatro o cinco entrantes de un menu degustación y un segundo a elegir, todo ello acompañado de dos botellas de cava bollinger brut rose(elección de las mujeres),para terminar un postre digno de mención "expectacular".
El servicio del sumiller muy bueno, muy atento y sobre todo profesional.
No es un restaurante al que iria habitualmente por su extenso menu, pero si para disfrutar de una cena super tranquila, en la que se puede disfrutar del placer de charlar. En nuestro caso pagamos por una gran velada para 6 personas 592€, menos de 100€ por persona, se que no es un restaurante al que pueda acudir todo el mundo pero yo recomiendo hacer un esfuerzo y por lo menos poder acudir una vez.

Comida para dos personas en este maravilloso restaurante. Tomamos el menù Ricard Camarena con pequeñas variaciones de las ya comentadas anteriormente con un nivel espectacular. Servicio impecable y atentisimo, con la suerte de poder saludar a Ricard al final de la comida y visitar la cocina y bodega acompañados del "murciano" sumiller que estuvo muy atento. Para beber tomamos un Demencia 2007, como para beberse varias y botellas y terminamos ,aconsejados ,
con un champagne Egly ouriet les vignes de vrigny que nos hizo disfrutar nuestro final de lo lindo. El precio es sin vinos.

Una vez más sorprendida por el maravilloso restaurante Arrop, Increible servicio, increible comida, increible carta de Champagnes.
En general GENIAL

Es innegable que Ricard Camarena está en plena forma. Su afán por reinventar la cocina tradicional valenciana le ha valido el reconocimiento por parte de público y crítica, siendo actualmente el punto de mira de la restauracion valenciana.
Los platos creados por Ricard y su equipo están plenos de sabor. Elaboraciones muy pensadas, con una base mediterránea muy fuerte, en la que hay mucho protagonismo de las verduras y los productos del mar y en las que cada elemento del plato siempre suma, incluso multiplica, en lugar de restar.
Esta vez el menú fue concertado (termino medio entre el largo y el menú medio) y que estaba formado por 9 platos.
Empezamos con unos snacks y un apertivo impactante (marca de la casa últimamante), la esponja de bacalao, miel y migas, una clara vuelta de tuerca de la brandada de bacalao.
A continuación empezó el desfile de los entrantes que a mi juicio es lo mejor de la cocina de Ricard con algunos platos de 10 como El calamar “en tinta”, puerros ecológicos, cilantro y lima o el huevo frito con patata, emulsión de pollo a l’ast y trufa negra de morella.
Luego llegó el arroz, esta vez un arroz negro de trompeta y ruqueta. Es innegable que Ricard es un genio indiscutible de los arroces y esta vez ha querido cambiar de tercio y realizar un arroz en el que el protagonismo lo tienen los acompañamientos (la rucula y las setas) y el arroz pasa a ser un actor secundario.
Continuamos con lenguado con ferraura, navaja y ensalada de algas y un par de platos de carne, un impresionante cochinillo ibérico, endivia y bechamel de guindillas, que está realizado con una cocción muy rápida para que la piel quede crujiente y la carne en su punto y el solomillo de vaca a la brasa con patatas a la importancia y ensalada de berros, que no pudimos disfrutar debido al lleno absoulto que teníamos.
De lo que sí que pudimos disfrutar fué con el postre, ya que hay un estómago aparte para lo dulce, un bizcocho aireado de avellana, gianduja, limón y chocolate, un bizcocho casi etéreo, que se deshacía en la boca, con una técnica que Ricard ya había utilizado en otro postre y con sabor 100% avellana. Un postre de los que dejan huella, la mejor forma de acabar una cena.
Ya no saca Petit Fours, ¿para qué?

Aunque llegamos. Nada que añadir a los comantarios anteriores sobre la comida. Tomamos el menú clásico en el que destacaría el arroz de vaca y la brandada de bacalao. La torrija exquisita.

Servicio de vino correcto. Nos decidimos por Aalto, pero la carta es extensa.

El gin tonic que nos prepararon, Magellan con Fever Tree, esta vez con naranja, excelente.

El local, agradable, y en el comedor principal no hacía frío en una noche gélida, no así en las mesas de la entrada.

Servicio impecable y numeroso, se nota en el precio.

Por fin he podido visitar este restaurante del que tanto había oído hablar. La comida ha superado mis expectativas. Pedimos el menú R.Camarena. Seis platos, más un arroz, un plato de pescado, un plato de carne y dos postres. Los snacks no están a la altura.

Todos los platos planteados con brillantez y elegancia. El "discurso" es armónico y ascendente. Grandes juegos de texturas, en la brandada con crujiente, en el chicharro con pepino y anacardo, en la maravillosa menestra de temporada, en la mágica ferraura que acompaña al dentón y la navaja. Depuradísima técnica en el tarantelo de atún, otra vez en la menestra (qué plato...), en el calamar en su tinta y en el delicioso cochinillo de piel crujiente (quizás la acidez de la endivia rompe la armonía de este plato). El arroz de vaca gallega es diferente, posiblemente no emocionará a muchos arroceros. Su textura no es propiamente melosa, sino más bien gelatinosa, por el colágeno que contiene el caldo. Sabor intenso que recuerda a lo lejos a los callos a la madrileña, muy bien combinado con las alcaparras y la mayonesa de ajo.

Muy bien también los dos postres, en especial el último, un cremoso de café con leche, con nueces de macadamia y cuadrados de café descafeinado. Una bomba.

Bien también los vinos, en especial uno madurito de Provenza que resulto magnífico con el cochinillo.

Enhorabuena al chef y a su equipo de cocineros. Si siguen así y el servicio de sala se coloca a su altura, este restaurante será en el futuro todavía más importante.

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