Restaurante ya visitado en varias ocasiones. y de visita obligada para los amantes del vino.
En el restaurante destacan tres zonas, barra, zona de tapas y comedor. Bonita decoración, donde destaca en la zona central unos m2 donde el suelo es el mismo que hay en el Passeig de Gràcia de Barcelona, una replica al que hay en la vivienda de Antoni Gaudí en el Park Güell.
Muy buena y extensa carta de vinos, donde puedes encontrar vinos de todos los tipos y todas las partes del mundo. La carta de comida es bastante más corta y simple, unas cuantas tapas, y un par de platos de pescado y tres o cuatro de carnes.
Cenamos a base de tapas, unas tellinas para empezar y un plato de sepia a la plancha. Las tellinas correctas, y las sepias para mi sorpresa no estaban limpias, tenian la tinta dentro y una además estaba cargada de una cosa marrón.....no estaba mal pero quién mas lo sufrió fué el mantel que quedó algo salpicado de tinta,involuntariamente claro está.
Después seguimos con un mil hojas de foie, estupendo y unas patatas bravas sorprendentes en su presentación y exquisitas en su sabor.
En esta ocasión no tomamos postre, y sí cafés.
Buen servicio de vino, te sirven la primera copa y de vez en cuando te la rellenan, y en general servicio atento y amable.

Coincido en que es hoy por hoy una de las mejores RCP de Valencia.

Muy buena y bien ordenada la carta de vinos, destacando una buena selección de blancos internacionales.
De las tapas destaco las bravas, la coca de longaniza, las croquetas y la hamburguesa de buey. Del postre el volcán de chocolate.

Servicio muy amable y que si tiene algún fallo lo suele arreglar rápido.

El entorno es agradable por lo menos en la zona de bodega.
Para repetir.

Animados por las muchas recomentaciones fuimos dos parejas de amigos a mediado de Agosto.
Comimos bien, bien elaborado todo, el vino bien tratado pero no comimos mejor por falta de asesoramiento.
Tomamos el vino por copas, a mitad comida nos indicaron que podíamos pedir una botella y llevarnos la que no tomásemos, si se piden platos al centro, hay que avisar cuando son divisibles... Temas menores que son fácilmente solucionables.

El servicio es atento y agradable y hemos de volver a probar la zona de tapas.

De todos los nuevos restaurantes que han abierto en Valencia en torno al vino, tanto en su oferta como en su trato. Este es de lo mejor.

Larga vida...

Fuimos el restaurante en una visita fugaz a la ciudad. Un sitio excelente donde tienen una inmensa (y muy buena) selección de vinos. Pedimos 4 tapas para almorzar. Tres de ellas muy recomendables: milhojas de foie, unos rollitos de hoja rellenos de risoto y hamburguesas de buey (deliciosas). El otro plato fue un steak tartar que picaba en exceso por la guindilla y la mostaza. Los postres deliciosos (volcan de chocolate y tarta de chocolate y café). Hay que destacar que cuidan mucho la vinoteca, que es impresionante, y los precios son muy buenos. El servicio de vino lo cuidan mucho y también los venden como tienda.Mucha profesionalidad en todo.
El precio 35 euros por persona, incluido el vino y las cañas de aperitivo. Estupendo

Son ya muchas las visitas a este local, en diferentes formatos, contextos, días y compañías. Noches en grupo multitudinario de amigos del vino, hasta cenas entre colegas, pareja, familia, etc. Diurnas y nocturnas… Incluso se puede merendar una botella de Billecart-Salmon Brut Réserve a precios más que razonables, una tapita de la casa acompañada de la impagable sonrisa de los que ahí trabajan. (Cuando sonríes ... la gente suele devolver el gesto... A mi me funciona!)

He visto de todo, ocasiones en las que el local estaba lleno – síntoma de éxito – y días mas "tranquilos", el denominador común es la satisfacción ante una formula sencilla y bien lograda.

El trabajo en torno al vino es insigne, ofreciendo vinos para todos los bolsillos de múltiples zonas productoras. Y aunque el “ritual” no es el del servicio de “alto copete”, precisamente ESO es lo que se agradece, la naturalidad y sencillez. Lo que no significa que en plantilla no cuenten con grandísimos PROFESIONALES del tema. Temperatura, coperío y conservación del vino estupendos, si a esto sumas los precios siempre contenidos en la carta. El resultado es gratificante.

La comida: La carta invita a decantarse por compartir y pedir al centro. Destaca, su magnífico jamón acompañado por un buen generoso, varios de ellos son servidos por copas, sus croquetas caseritas , calamar de playa a la plancha, ensaladas varias, steak tartar, roostbeef… El couland de chocolate es el cierre perfecto y si lo pides, ofrecen buenos y sorprendentes vinos dulces para terminar.

La selección de cervezas, ginebras y destilados en general es extensa y muy cuidada.

Otra de sus y tremendas virtudes es que, incluso a las 17.00 hrs, para los que tenemos horarios curiosos o cuando vienes de viaje y el apetito aprieta… estos PROFESIONALES te dan de comer siempre ¡Y eso es de agradecer!

El local es grande, espacioso y de buen gusto; decoran las paredes hermosas fotografías que narran historias de vino.

La Lluerna se consolida como una de las mejores opciones en su género, más resulta fundamental entender la fórmula que plantean – desde mi entender – todo un acierto!

Vaya por delante que la RCP de La Lluerna es de las mejores que un servidor conoce en Valencia, por lo que soy asiduo al chiringuito.

Partiendo, pues, del elogio, confieso que mi última visita me dejo un sabor agridulce. Cerveza poco fresquita para arrancar, servicio lentísimo, lo que achaco a que el local estaba "petado", y, por primera vez, una fideuà floja, lejos de ese sabroso plato que se nos regala con asiduidad.

El servicio del vino, muy bueno casi siempre, también fue un pelín atropellado, aunque el Juan Gil nos supo, a pesar de todo, a gloria. 30 por barba incluidos los inevitables gintonics. Tampoco está tan mal, supongo.

Nueva visita a este restaurante que tan buena acogida esta teniendo, y esto es síntoma que saben lo que hacen y como hacerlo, esperemos que sigan asi por mucho tiempo. Esta vez conseguimos mesa en la zona de aperitivo ya que hasta ahora siempre habíamos estado en la barra.
En esta ocasión tomamos foie, como siempre muy bueno, calamar con ajetes, laminas de berenjena y una selección de quesos internacionales, simplemente riquísima.
Para beber Luca nos ofreció un vino que tenia fuera de carta, Patio 2007, D.O. La Mancha, que mejoro notablemente durante la cena, un buen descubrimiento, nos sorprendió gratamente.
Con el postre tomamos sendas copas de vino dulce, yo un Etim y ella un Ariyanas.

Simplemente agradecer al equipo de La Lluerna su buen hacer.

Bonita ambientación, agradable espacio con un fondo repleto de botellas de vino (magnífica selección, por cierto).
Los platos son originales y atractivos. Pedimos pinchitos de gambas rebozadas, ensalada de lechugas con jamón de pato e higos, milhojas de foie (estupendo), coca de gorgonzola y una selección de quesos. Siendo cocina poco sofisticada, todo estaba bien elaborado y bien presentado.
En cuanto a los vinos, la carta es extensísima y muy interesante. Hay posibilidad de comprar botellas para llevar, un poco más económicas que las de consumo in situ. En ambos casos, los precios no son, en absoluto, excesivos. Pedimos Les Alcusses '06 y Beryna '07, deliciosos, servidos en copas Schott que cambiaron al variar la referencia vinícola.
El servicio, atento y amable.
El único pero fue el aire acondicionado, que, si alguien se quejaba de que se estropeó en alguna ocasión, en ésta funcionaba a pleno rendimiento, refrescando(nos) en exceso.
Fui invitado. Muy recomendable.

Cena de sábado noche para seis personas. Cuando llegamos notamos un calor sofocante, y nos dicen que no funciona el aire acondicionado (cierto), y que nos han intentado avisar pero que no tenían nuestro teléfono (incierto), ya que cuando reservas te piden el número de teléfono, se supone que para que si no apareces echarte una bronca, pero para informarte de que no funciona el aire acondicionado pues siemplemente no lo encuentran, lo han perdido, etc...
Por si esto era poco, nos tocó un camarero con gafas y acento francés, que se empeñó en llevarse los plantos sin acabar, en llevarse las copas con vino en su interior, y la desfatachez última fue llevarse un café y un chupito sin terminar. En fin, se podría decir que fue una noche gloriosa.
La comida bien, y los vinos bien también, pero cuando estás a disgusto todo parece peor.
En definitvia, se me va a hacer difícil volver en otra ocasión.

Tras la cata de Hispano-Suizas en Mantequerías Castillo , como es habitual , nos dirigimos hacia La Lluerna . Mesa para dos en zona tapas . Empezamos con claras y como vino para la cena elegimos un Rafael Cambra I . Entrantes conocidos y contrastados : patatas bravas , calamar con ajetes . Probamos además : coca de longanizas ( muy buena ) , ensaladilla rusa ( buena con un caramelizado superior muy curioso ) , hamburguesitas de buey ( tb buenas ) .
De postres : un riquísimo tiramisú y bizcocho borracho .
Me encanta la Lluerna !!! Volveremos seguro . RCP adecuada .