Un local con ubicación de 10 ya que está justo bajo el mirador de San Nicolás con toda la Alhambra frente a tí y visible desde cualquier mesa. Ahora no es para disfrutar de una buena comida y menos a buen precio.
Alhambra 1925 a 5.50€. Málaga Virgen a 3.50€. Ron básico (tipo Negrita, Bacardi, Cacique..) a 7€. Descartados los rones, reducido a una cerveza y el Malaga Virgen.

En la parte sólida:
. Queso curado en aceite de oliva: 16€. Bueno sin destacar.
. Jamón ibérico: 22€. Igual que el queso.
. patatas bravas: 12€. Tardaron una eternidad.

El servicio poco profesional, lento, sin mucho conocimiento de los platos... pero permite una comida ligera frente al sol y con Sierra Nevada y la Alhambra en el horizonte. Pagaría entrada por ello. Miremoslo así.

Volvemos a este viejo conocido aún a sabiendas que la cena no iba a ser de diez, como en anteriores ocasiones, pero cenar con esas vistas....

Ya cuando reservamos nos comentaron que sin problemas a una mesa de las pegadas a los ventanales, cuando llegas ya es otra cosa, pero es lo de menos, desde cualquier mesa se disfruta de las vistas.

Servicio de sala escaso, el camarero hace lo que puede en un charco de sudor, y la señora que toma las comandas ayuda.

Servicio de vino limitado al descorche. Carta sin interes. Parxet BN (29.-€)

La terraza ya no estaba dispuesta para servicio de comidas, solo copas.

Unos buñuelos de bacalao sin gracia, unas vieras que no estaban mal pero que por el precio (22.-€)deberían ser el doble de grandes, un atún sabroso y en su punto (29.-€!!!), un rabo de toro bien rico, pero con unas papas con piel que deberían haber sido papas fritas y punto.

Un decepcionante helado de piononos y un empalagoso tocino de cielo cierran la velada.

Un magnifico enclave en pleno Albaicín (está justo debajo del mirador de San Nicolás) donde las vistas son su mayor atractivo, la cena cara como siempre y sin nada que te haga mirar al plato en vez de a la Alhambra.

Que buena sorpresa este restaurante. Después de admirar la impresionante puesta del sol en el mirador de San Nicolás, lo descubrimos por casualidad. No venia en la lista de restaurantes que me dio un amigo granadino, pero teníamos hambre y entramos. ¡Que suerte la nuestra! Para empezar las vistas: desde nuestra mesa podíamos admirar el espectáculo fabuloso de la alambra por la noche. La comida muy muy buena, pero destacaría las berenjenas a la miel, nunca las había comido tan buenas. El servicio muy bien, eficaz y discreto. Un poco subido de precio, pero la verdad merece la pena, es un sitio muy recomendable. Volveremos seguro.

Situado en el barrio del albaicin junto al mirador de san nicolás.
lo mejor, sin duda, sus vistas a la alhambra mientras comes, simplemente geniales!
y poco mas: la comida muy normalita a precios astronómicos
2 entrantes: buñuelos de patata y nueces y "melón foie", solo aceptables
platos principles para olvidar: rape con melón, completamente insípido. cochinillo envuelto en presa ibérica: pupurrí muy pesado.
postres muy buenos: a destacar el coulant de chocolate y el helado de piononos.
buena carta de vinos y buen trato del mismo.
para terminar un par de trufas con un te, regalo de la casa y poco mas
total: 150 euros dos personas (con 4 copas de vino)
el servicio nos pareció tan distante que no te hacía sentir cómodo
descarto regresar!