Reunion de amigos para celebrar un cumpleaños, y aprovado el sitio pero muy justio.

El local es pequeño y sin florituras, mesas alargadas, a una parte sofas de obra y a la otra sillas duras....manteleria y demas basico.Ciertamente con poca luz.
En cuanto a la comida, empanadas que no estuvieron mal, ensalda de queso y tomate (ni fu ni fa), otro tipo de queso al horno (este si que estuvo rico) y combinado de carnes argentinas para compartir ( de las que no destacaria ninguna, simplonas todas ellas).
Para beber agua y vinos argentinos Septima, Trapiche y Caballero de la cepa.
Postres leche frita, mousse de chocolate y calabaza en almibar.

Eso un aprovado muy justo, yo no lo recomendaria, siento decir esto.

Al menos en el precio no se pasaron.

Situado por la zona de Cánovas. Parece que durante el día funciona también como cafetería, lugar de almuerzos, etc...
Mesas algo juntas, manteles y servilletas de papel, si no recuerdo mal. Estaría bien algo más de iluminación en la parte interior del restorán. Atención agradable y eficiente. Carta de vinos con más referencias de las que pensaba en un principio. Por aquello de cambiar un poco pedimos un cabernet-sauvignon argentino, "Caballero de la cepa", bueno y servido a una temperatura correcta. Las copas son un pelín gruesas, pero cumplen.
Buenas empanadas, algo más floja la ensalada caprese y más que correcto y con raciones más que suficientes el asado argentino (vacío, entraña, morcilla y chorizo criollo, provoleta, etc...) acompañado de patatas fritas.
No pedimos postre, fuimos directamente al café. Sobre 23 euros por persona. Correcta relación calidad-precio.