Restaurante La Pequeña Taberna Típica en Murcia
Restaurante La Pequeña Taberna Típica
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
30,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
37 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.8
Comida COMIDA
6.2
Precio medio entorno ENTORNO
6.8
RCP CALIDAD-PRECIO
4.4
Opiniones de La Pequeña Taberna Típica
OPINIONES
10

Un local junto a otros en la plaza cercana y alrededores, con lleno hasta la bandera en todos ellos, incluso en las mesas apretadas en la terraza con estufas, hacen que la cena se convierta en una odisea en la caza y captura de un camarero voluntarioso que te haga caso, y las demoras entre platos mayores de lo tolerable.
Es el problema de la llegada masiva de comensales de fuera de la ciudad y su concentración en unos pocos locales.

Espectacular puesta en escenas de las verduras en plan decorativo en la entada del local. Unas cervezas en la barra y una copa de Alberto un blanco básico haciendo tiempo para sentarnos en la terraza y junto a una estufa. Mesa para cuatro.

Entrantes:
. caballito pinchado. Un largo palillo (uno por psersona) que ensarta una muy buena gamba poco rebozada y en témpura. Muy recomendable.
. tomate con ventresca. Aunque el tomate hubiera agradecido unos dia smás en la mata, el resultado final era bueno.
. sinfonía de verduras. Variedad de verduras (espárragos verdes, berenjenas, pimientos, calabacin..) hechas a la plancha de forma bastante correcta.
. pulpo a la brasa. Bueno aunque algo sobrado de fuerza.
. zarangollo. Un revuelto de calabacin y cebolla pochada con buen punto del huevo. Curioso y notable resultado.

Principales:
. rodaballo y dorada: ambos bien por referencias.
. chuleton de 2 kgrs (más de la mitad del peso era hueso) para dos, tipo chuleta de brontosaurio, deshuesada y fileteada, poco hecha. Acompañan patatas panaderas muy prescindibles por su elaboración.

Para beber agua Lanjaron y un Casa de la Hermita Petit Verdot 2009 que empezó complejo y cerrado y le vino bien el retraso de servicio para ponerse a tono. (Siempre es mejor ver la parte positiva). El descorche, dado a catar y autoservicio.

No optamos por postres ni cafés porque ya estábamos más de 3 horas sentados. La comida es para repetir pero cuando no haya esta afluencia.

A destacar la pesada y repetitiva (más de 7) presencia de gente vendiendo o pidiendo, mientras cenas, lo que te convierte en un suplicio. Deberían buscar una solución a pesar de estar las mesas en la calle.

Resulta que hoy estado comiendo con mi mujer, quería que fuera una comida especial por las fechas que son y la verdad que no repito ni aunque me inviten, estábamos sentados a las 15h y hemos terminado cerca de las 18h, si que es verdad que no teníamos prisa y demás, pero... Muyyy pesados en traer la comida, y de un plato en otro, en el 2 plato (ensalada) le tenido que decir al camarero que tenía la lechuga puesta 30 min por dios !!, sin contar la tardanza del 1 plato. Hoy quizás es un día donde salen mucha gente a comer y tal, pero con eso ellos ya tienen que contar, trato muy de mucha confianza sin tener que tenerla por el servicio lento, comida en su medida y caro para lo que se come. Hoy 90€, puedo ir a sitios que por 50/60 sales echo un rey . En fin muy pesados, caro, y comida normalita.
Ahhhh y decía que no tenían cerveza de barril ( caña ) y a las mesas grande le sacaban jarras.

Nota: SUSPENDE

Cuando uno va a casa de otro lo menos que espera es cortesía y de eso en este local ni la conocen. No me voy a cansar mucho, cuento un detalle. De los entrantes que pedimos solo uno nos pareció un plato aceptable, unas alcachofas hervidas con una salsa que le venia muy buen. Se me ocurre pedir otro plato y el camarero me dice que no me lo pone y le pido que venga el dueño que también sirve las mesas y de muy malas formas me dice que no permite que se repita ese plato, alegando algo así como que quiere preservar la receta. No me lo podía creer y aun no me lo creo.

La Pequeña es un valor seguro dentro de la restaruación más tradicional, y típica, de una ciudad como Murcia.
Platos muy rodados que hablan de atención, producto y profesionalidad.
Amplia cena con un único pero, la parte dulce. Que no se corresponde a la calidad de la parte salada.
Buen servicio, muy atento y que saben trasmitir el espeíritu del ideólogo de la casa, el gran Miguel López.
A recordar ese pisto con bacalao o el calamar feo. Por evideneciar algunos de los platos probados.
Buena bodega, con cosas tan interesantes como ese Ferret Bovet 2008.

Visita el pasado viernes, a la noche, a esta casa de comidas, decidido a entrar después de ver la exposición de extraordinario producto en el exterior. impresionantes las alcachofas de la abuela, muy buena la parrillada de verduras, nefastos los huevos de miguel (para salir cabreado) exquisito el pisto que acompaña a un desaborido bacalao, en fin, soles y sombras, un lugar a tener en cuenta haciendo una criba de sus ofertas. Lo peor de todo, la excesiva rapidez a la hora de ponerte los platos en la mesa, daba claramente la sensación de que te querían echar para volver a ocupar la mesa. precio por persona en torno a los 35 euros.
un saludo y buen provecho.

Local en la zona centro de Murcia, comedor clásico y grande.
Pedimos unas alcachofas que estaban buenísimas, luego una ensalada y calamar .
Como plato principal, pedimos atún, que estaba riquísimo y muy fresco, también solomillo de ternera para uno de nosotros.
No tomamos más que una copa de vino por el viaje de vuelta.
La verdad es que bonito local, bastante lleno a pesar de la crisis y con excelente calidad de producto.

Es un restaurante que mantiene una linea muy regular, pero con el estilo particular de su dueño Miguel. Para empezar, un soberbio bonito en salazòn, tomate y aceite de lujo. Alcachofas de la abuela, tiernas y ricas. Croqueta sabrosa. Calamarcitos en su tinta, espectaculares. Huevos revueltos, sin duda lo peor por presentaciòn y falta de sabor. Y para terminar, un arroz y conejo, sabroso y en su punto. Sorpresa en el vino, un MC 2005, que acompaño fantàstico la comida y a un muy buen precio. No tomamos postre. Es un local que no falla. El precio es con el vino.

El sábado nos dimos una vuelta por la plaza de San Juan para acercarnos hasta La Pequeña y comprobar como sigue en forma esa imparable máquina gastronómica.
Desde la reforma no habíamos estado y ahora el local luce muy bien.
La carta de vinos sigue siendo demasiado estrecha para un local así.
El servicio muy resabiado, pero sin trasmitir corazón, con cierta distanacia.
Las alacachofas clásicas de la casa pero esta vez con demasido limón, lo que las hacían algo desabradables. Las croquetas de la casa son un mazacote en toda ley. Nada de sutileza.
Un revuelto de patatas y huevo con unas patatas con una importanta carga de aceite en el plato.
Las chuletitas de cabrito sabrosas, correctas.
Un local que dá sí, día también está lleno, pero que al menos a nuestra mesa, 4 personas, no llegó "robarnos" el corazón.
Los precios de los vinos muy comedidos.
Malestar al fía siguiente en el estomágo al menos en dos comensales.

Restaurante tipico, que fusiona con exito en su nuevo "look" lo tradicional y la vanguardia. Las hortalizas exuberantes conviven con una decoracion menos folclorica que antes y mas minimalista. Ambiente muy agradable, aunque esta lleno a todas horas. La cocina con buenos platos de la tierra, sin grandes originalidades, pero muy cuidados. Salazones, hortalizas,carnes, etc. Postres con gracia y buenos vinos, con algunas sorpresas interesantes de vinos murcianos (jumillas, etc). Para repetir.

Es un clásico en la ciudad. Acaba de mejorar con una reforma que no le ha quitado su caracter original. Es bar de tapas en la barra pero tiene un par de salones de restaurante. Ideal para degustar cocina murciana. Tambien tiene buenos caldos de la región: Jumillas, Yecla, Bullas....En nuestra visita probamos un tinto muy rico, de Yecla, el Casa de las Especias. En la comida no faltó la ensalada murciana, con ese tomate de sabor épico. Un buen zarangollo, el queso a la plancha, las verduritas "idem" -ricas y sabrosas- y para terminar un solomillo ibérico con reducción de Pedro Ximénez que tambien llevaba higos. El único "pero" es que -a veces- hay locales que pueden "morir de éxito". Mucha gente, mucho bullicio, problemas para conseguir mesa, el servicio que se desborda y dificultad para pillar a algún camarero "al vuelo". En fin, quejas aparte el caso es que siempre repito....algo tendrá.

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