Restaurante Colette en Zaragoza
Restaurante Colette
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:

Añadir tipo de cocina

Añadir vino por copa

Precio desde:
57,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
76 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
6.0
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.0
Comida COMIDA
7.0
Precio medio entorno ENTORNO
6.0
RCP CALIDAD-PRECIO
5.0
Opiniones de Colette
OPINIONES
2

De Nitro Martini, ya nada de nada, Martini con aceitunas y a correr, ni tan siquiera copita de Möet & Chandon, como tenía entendido que se estilaba también. Y es que supongo que la crisis llega a todos lados, y si es necesario adaptarse para sobrevivir, pues se hace. Incluyendo la introducción de menús más asequibles, y menos sorprendentes.

La decoración, pues como se ha comentado, de aire moderno, con predominio de colores, ocres, pizarra, y beige, con montaje de mesa bien elegido, con loza de diseño Villeroy & Bosch, y cubertería no menos extravagante, luz tenue que invita a la intimidad. Cristalería correcta. El ejercicio de egocentrismo que supone la fotografía del "responsable", para mi gusto sobra, y más cuando es toda la decoración que se puede apreciar en las paredes, pero está en su derecho de publicitarse como mejor le parezca. Servicio correcto, el vino es servido por los propios camareros, ya qu eno te dejan la botella a tu alcance, sólo tuve que solicitar su llenado una vez. Bien en tiempos, no me gustó que nos metiesen un poco de prisa con la comanda, de hecho, si sigo mirando la carta, es que evidentemente aun no me he decidido, ni que se quedasen a nuestro lado mientras términabamos de sopesar opciones, restando privacidad y resultando bastante incómodo. La carta de vinos la encontré un tanto corta para las pretensiones del local.

La carta la esperaba bastante más innovadora, predominiio ente los primeros de producto al pesao (percebes, almejas, angulas, etc.), con algún otro plato más interesante, partiendo todos ellos desde los 18€, segundos a partir de los 22€, al no disponer de menú degustación, optamos por el menú ofertado a la llegada, consistente en:

- Jamón de bellota y pan con tomate, de centro a compartir, ración de tamaño normal, jamón correcto, pero cortado a máquina, y ligeramente "sudado".
- Chipironcitos a la andaluza con puntillas, bien también, ración correcta, calidad buena.
- Foie a la plancha sobre una rodajita de patata, y cubierto de rúcla, ración individual chiquitita, con un foie en su punto, la rúcula no sé si terminaba de aportar, o sólo distraía.
- Huevo cocinado a baja temperatura con trufa, y tostones, rico la verdad.

Platos principales:

- Mi mujer optó por el cochinilo asado a ¿63º? deshuesado, hecho un rollito,que iba acompañado de una manzanita asada, y un pan/tostón de especias con sabor a canela, que le daba un poco más de vida, correcto pero sin fascinar, ni aun de lejos. Mejor en sabor que en textura.
- Yo opté por el steak tartar, que estaba bastante bueno, aunque tampoco es que me prodigue mucho con este plato, como para poder distinguir uno bueno de uno soberbio, digamos que a mí me gustó, y es que los otros platos ofertados en el menú no terminaron de animarme.

- Postres: he estado sopesando castigar bajando la nota de la comida sólo por el postre, repostería tristísima, consistente en un pastelito borracho, un bocadito de trufa, y otro pastelito más de ese estilo, deslució muchísimo la comida.

Todo ello por 38€ + IVA, vino incluido (CVNE), el cual nos permitieron cambiar por un Contino Reserva 2004 (35€), abonando sólo (no como en nuestra visita al Goyesco, donde se nos cobró la botella íntegra) la diferencia. Que sumado a los cafés, y una copita de PX (3,50 €), dispararon la cuenta final a unos 113€, que visto la naturaleza más tradicional de lo degustado, sin grandes raciones, ni productos de calidad extraordinaria, se me antoja pelín caro, aunque bien podemos dejarlo, en correcto bajo.

¿Repetiría?, pues no sé, el hecho de que no dispongan de MD, y que al preguntar por la posibilidad de pedir medias razones, y su negativa, me pueden hacer dudar ante un posible retorno.

Como curiosidad: anda que no habré jugado timbas en el antiguo saloncito de juego, que ahora sirve de sala del colette. XDD

Peculiar concepto.

Dentro de un moderno y amplio restaurante llamado Q-art, está ubicado el que es objeto de esta valoración, Colette, concebido como una zona de Alta Cocina.
Lo cierto es que parecen funcionar de modo totalmente separado, con diferente servicio, carta y decoración.
Frente a la amplitud y luminosidad de Q-art, Colette es pequeño y totalmente interior, sin ninguna luz.
Para acceder a él tienes que entrar en el citado Q-art, y subir unas escaleras iluminadas con un llamativo rojo.
La estancia es hermética, austera pero impecable. Decoración oscura y lineal con detalles en bambú. Como único ornamento en las negras paredes, la foto del restaurador.

Cocina de vanguardia, con buenos conceptos pero que a mi juicio todavía no están afinados. Interesantes creaciones, pero carentes de estructura y armonía en su conjunto.

Nos obsequiaron de inicio con un “Nitro-martini” (una aleación de Martini con nitrógeno líquido), con unos buenos aperitivos que dieron paso a un “Nitro-oloroso de rosas”, una amplia copa de metal que desprendía el típico vapor del nitrógeno líquido de nuevo y que depositaron en el centro de la mesa, teniendo como singular objetivo perfumar mientras degustabas un “Ravioli de flores y micuitt”. Muy logrado (pero dos nitrógenos líquidos seguidos…)

Los primeros fueron los siguientes:

• “Tartar de tomate y albahaca con cigala y ajo blanco”
• “Carpaccio de Kobe con virutas de queso grana padano, nueces y piñones”

Y el plato fuerte:

• “Pichón rosé de Bresse con patata trufada y su salsa reducida”

Los postres:

• “Tarta de chicle”
• “Queso con membrillo en tempura y palito de canela ardiente”

Todos estaban ricos, bien armados, con calidad en el género, pero ninguno enamoraba.
Serio el pichón, en su punto y correctamente conjuntado. Muy curiosa la Tarta de chicle, de color rosa y cuyo sabor recordaba a esas chuches llamadas “jamones”, que son como de gomaespuma. Estética puesta en escena del postre de queso, con un palito de canela humeante.

Buena carta de vinos, tratados adecuadamente. Tomamos Moét Rose y Pago de Capellanes 06, ambos óptimamente conservados.

Nos agasajaron también con petit fours y con un Gin Tonic de Hendrick's.

El servicio no está a la altura que el restaurante busca. Afables y dispuestos, pero poco preparados.

En definitiva, está lejos del exclusivo nivel que pretenden, pero pueden alcanzarlo con el tiempo retocando detalles, mejorando el manejo de los tiempos, cuajando el servicio…

Técnica e ideas en cocina tienen, y nicho de mercado también (no conozco en Zaragoza ningún otro restaurante de este corte).

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar